Una semana, una poeta: Yolanda Bedregal

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¿Conoces a Yolanda Bedregal? Yolanda Bedregal es una poeta y novelista boliviana que se consagró como una de las figuras destacadas del posmodernismo hispanoamericano, movimiento literario en que se sitúa su obra de madurez.

 YOLANDA BEDREGAL

Biografía

(Yolanda Bedregal de Cónitzer; La Paz, 1916 – 1999) Poeta y novelista boliviana que se consagró como una de las figuras destacadas del posmodernismo hispanoamericano, movimiento literario en que se sitúa su obra de madurez.

Hija de Juan Francisco Bedregal, uno de los grandes representantes del modernismo en su país, Yolanda Bedregal vio publicado su primer poemario (Naufragio) con apenas veinte años de edad. Cursó estudios de arte en la Academia de Bellas Artes de La Paz, a la que al cabo de unos años habría de regresar como docente para impartir clases de escultura e historia del arte. Poco después obtuvo una beca de estudios en el Barnard College de la Universidad de Columbia (Nueva York), al que se incorporó en 1936.

A su regreso a Bolivia ejerció la docencia en la Academia de Bellas Artes y en la Universidad Mayor de San Andrés, donde impartía clases de estética. Su pronta actividad literaria no tardó en valerle un merecido reconocimiento y una gran popularidad en su país, debida además en parte a su actividad diplomática, hasta el punto de ser conocida con el apodo de «Yolanda de Bolivia».

Junto a la peruana Blanca Varela, Yolanda Bedregal se cuenta entre las más relevantes figuras que sucedieron a aquella brillante generación de poetas americanas (Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y Juana de Ibarbourou) que dejó atrás los fastos del modernismo. Su obra lírica puede dividirse en tres etapas. En la primera, cuyo mejor exponente es Naufragio (1936), predominan los versos explícitos y objetivos, que exploran algunos sentimientos comunes al ser humano por medio de un lenguaje claro y preciso.

En una segunda fase se dejó seducir por cierto simbolismo, como queda patente en Poemar (1937) y Ecos (1940), este último escrito en colaboración con su esposo Gert Conítzer, otro excelente poeta de origen alemán que tradujo a esta lengua todos los versos de su compañera.

Finalmente, entró en una fase que podría clasificarse de «religiosa», que se manifiesta en la presencia en sus versos de una especie de destino oscuro al que parecen obedecer todos los hechos del mundo. Dentro de la extensión infinita de este destino incierto, la soledad aparece como un fenómeno inherente a la condición humana. El poemario Nadir (1950), una de sus obras maestras, se situaría en esta etapa.

Yolanda Bedregal fue además una minuciosa compiladora de varios de sus contemporáneos con la Antología de la poesía boliviana (1977), que le sirvió de material durante largo tiempo para ejercer de conferenciante por América y Europa, labor que compaginó con su destacada carrera diplomática.

No fue hasta 1971 cuando la popular poeta abordó la narrativa con su novela Bajo el oscuro sol. De carácter neorrealista, este excelente relato se ubica en una La Paz sacudida por movilizaciones sociales.

Fuente: Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Yolanda Bedregal». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bedregal_yolanda.htm [fecha de acceso: 18 de agosto de 2023].

POEMAS

Al hombre sin nombre la mujer eterna

Me llegaré al altar del hombre

en ofrenda de huída y rebeldía.

Hombre de ahora y de siempre,

abre tu mano a recibirme

y levántame al cielo como una hostia

aunque soy sólo pétalo de lágrima.

Hombre nuevo y eterno,

escúchame.

Sobre tu pecho roto

llamo y clamo.

Mi palabra golpea

-obsesionante ala obsesionada-

contra las sienes.

Mi palabra del grito

te taladra la frente,

sangre de luz de la herida

bautizará por un instante,

hombre frágil,

a la mujer eterna.

Eterna como el sueño fugaz.

Yo te miro sin ojos desde siempre.

tú me llevas en ti desde que existes.

Si antes no lo sabías,

ahora

ya no lo puedes olvidar.

Yo he crecido en el mar

sobre una ola que se alargó

para volverse tallo.

En ese tallo de agua limpia

he subido a mirar a los ojos de Dios.

Ahora me inclina un hálito a tu mano,

y estoy en ti como la mujer muerta

por la que todos los hombres han llorado.

Tú también has llorado

por tu hija, por tu madre,

por la mujer eterna de cuya muerte vives.

Ya no lo puedes olvidar.

Cuando tus ojos caminen en la sombra,

sentirás todavía por el cuerpo

una dulzura amarga y tibia:

beso en las palmas juntas

y una paloma que huye de tus dedos.

Con mi cara de piedra

yo estoy en la otra orilla.

Existo para ti en este momento;

y para mí no existo

porque soy más que eterna en cinco letras.

En el altar de Hombre fuerte como la vida,

hombre de hierro y hielo,

metal, sangre y espíritu,

cae la ofrenda íntegra

de la mujer lejana.

Mujer de canto y llanto

eterna como el sueño.

Alegato inútil

Cada día tenemos más salobre la saliva.

La migaja se crispa

ante la entornada puerta del perdón.

Cada día se saltan a las uñas

los dos niños morenos de los ojos

que fueron ángeles despiertos

a celestes honduras.

¿Con qué habrá de rematar el alegato

que está y en el tope del sollozo?

Cada hora se ha hecho voraz

como engranaje de colmillos;

los pasos se han desacostumbrado

a la caricia de la grama húmeda;

el aire avanza granizado de saetas.

Conduélete, Señor, a ti clamamos.

¡Así tu mundo tambalea!

No somos Job, oh Padre; ¡no te tornes padrastro!

¿Acaso estás enfermo, o te pudres

con este vaho que te sube desde nos?

No te tornes padrastro, buen Dios.

Sonríe una vez sobre tu Hechura.

Regresa a tu niñez de Primer Día

cuando soplabas burbujas de color

y te brotaba de las sienes

boscaje y pleamar.

Eras entonces sin arrugas,

y era tu barba de cristal

lira entre los dedos de la luz.

Sonríe, Padre, sobre el Libro mancillado,

y todos en Tu nombre

escribiremos PAZ.

La simple trinidad de una palabra:

bandera universal para soñar;

hostia de comunión para construir;

extramaunción para vivir.

Perdona, Dios, esta mi turbia arena…


Equipo de Redacción

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