Una semana, un poeta… Pablo Neruda; por Fran Picón

0

Su prestigio internacional fue reconocido en 1971, año en que se le concedió el
premio Nobel de Literatura.

PABLO NERUDA
(Seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; Parral, Chile, 1904 – Santiago de
Chile, 1973)
La madre del poeta murió sólo un mes más tarde de que naciera él, momento en
que su padre, un empleado ferroviario, se instaló en Temuco, donde el joven Pablo
Neruda cursó sus primeros estudios y conoció a Gabriela Mistral. Comenzó muy
pronto a escribir poesía, y en 1921 publicó La canción de la fiesta, su primer
poema, con el seudónimo de Pablo Neruda (en homenaje al poeta checo Jan
Neruda), nombre que mantuvo a partir de entonces y que legalizaría en 1946.
También en Temuco comenzó a trabajar en un periódico, hasta que a los dieciséis
años se trasladó a Santiago para cursar estudios de profesor de francés. Allí se
incorporó como redactor a la revista Claridad, en la que aparecieron poemas suyos.
Tras publicar algunos libros de poesía, en 1924 alcanzó fama internacional con
Veinte poemas de amor y una canción desesperada, obra que, junto con
Tentativa del hombre infinito, distingue la primera etapa de su producción
poética, señalada por la transición del modernismo a formas vanguardistas influidas
por el creacionismo de Vicente Huidobro.
Los problemas económicos indujeron a Pablo Neruda a emprender, en 1926, la
carrera consular que lo llevó a residir en Birmania, Ceilán, Java, Singapur y, entre
1934 y 1938, en España, donde se relacionó con Federico García Lorca, Rafael
Alberti, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Miguel Hernández y otros componentes
de la llamada Generación del 27, y fundó la revista Caballo Verde para la Poesía.
Desde su primer manifiesto tomó partido por una «poesía sin pureza» y próxima a
la realidad inmediata, en consonancia con su toma de conciencia social. En tal
sentido, Neruda apoyó a los republicanos al estallar la Guerra Civil española
(preludio de la Segunda Guerra Mundial) y escribió España en el corazón (1937).
Previamente, sin embargo, sus poemas habían experimentado una transición hacia
formas herméticas y hacia un tono más sombrío al reflejar el paso del tiempo, el
caos y la muerte en la realidad cotidiana, temas dominantes en otro de sus libros
imprescindibles, Residencia en la tierra, publicado en dos partes en 1933 y 1935
y que constituye el eje de su segunda etapa.
De regreso en Chile, en 1939 Neruda ingresó en el Partido Comunista y su obra
experimentó un giro hacia la militancia política. Esta tercera etapa, que tuvo su
preludio en España en el corazón (1937), culminaría con la exaltación de los mitos
americanos de su Canto general (1950). En 1945 fue el primer poeta en ser
galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile. Al mismo tiempo, desde
su escaño de senador, Pablo Neruda utilizó su oratoria para denunciar los abusos y
las desigualdades del sistema. Tal actitud provocó la persecución gubernamental y
su posterior exilio en Argentina.
De allí pasó a México, y más tarde viajó por la URSS, China y los países de la
Europa del Este. Tras este viaje, durante el cual Neruda escribió poemas laudatorios
y propagandísticos y recibió el Premio Lenin de la Paz, volvió a Chile. A partir de

entonces, la poesía de Pablo Neruda inició una nueva etapa en la que la simplicidad
formal se correspondió con una gran intensidad lírica y un tono general de
serenidad; el mismo título de una obra central de este periodo, Odas elementales
(1954-1957), caracteriza los versos de aquellos años. En 1956 se separó de su
segunda esposa, Delia del Carril, para unirse a Matilde Urrutia, que acompañaría al
poeta hasta el final de sus días.
Su prestigio internacional fue reconocido en 1971, año en que se le concedió el
premio Nobel de Literatura. El año anterior Pablo Neruda había renunciado a la
candidatura presidencial en favor de Salvador Allende, quien lo nombró poco
después embajador en París. Dos años más tarde, ya gravemente enfermo, regresó
a Chile. Falleció en Santiago el 23 de septiembre de 1973, profundamente afectado
por el golpe de estado del general Augusto Pinochet, que doce días antes había
derrocado a Salvador Allende. De publicación póstuma es la autobiografía Confieso
que he vivido.

POEMA

Barrio sin luz

¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer -mirando el último crepúsculo-
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades -hollines y venganzas-,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,

sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos… la bruma de las olvidanzas
-humos espesos, tajamares rotos-,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.

Equipo de Redacción

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *