Reseña de «Cuentos del mar», de Luis Antonio Rincón

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Cuentos del mar es una colección de relatos de Luis Antonio Rincón que sumergen al lector en un universo marino lleno de mitos y personajes íntimamente ligados al mar. Rincón utiliza una mezcla de narrativa personal y diálogos que revelan la íntima conexión humana con el mar, reflejando temas como la libertad, la pesca, y la vida costeña. Luz Helena Horita Pérez, con un amplio bagaje académico y cultural, ofrece una reseña que destaca la habilidad de Rincón para involucrar emocionalmente al lector a través de formatos narrativos variados, resultando en una experiencia de lectura intensa y participativa.

El mar, como música de fondo, acompaña la lectura de Cuentos del mar de Luis Antonio Rincón, título en la Colección Pinolillo de la Editorial Tifón.

El estrépito de la marejada atraviesa las 63 páginas en formato de bolsillo, constituyéndose en escenario y actor en los tres cuentos que le habitan. El efecto Keno, El hijo del mar y Embravecido son textos de diferente aliento, a partir de los cuales el autor nos va acercando a un universo marino si no mareño, dibujando trazos del imaginario que lo circunda, recuperando mitos y presentando personajes relacionados íntimamente con esa inmensidad, tan generosa como implacable, que es el mar.

En El efecto Keno, el autor nos presenta la premisa que atraviesa el libro: el mar como seducción. Aquí la obsesión de aprehenderle, de enfrentarle y vencerle nadando a través de él, es lo que explica la existencia de Keno en un mundo de fantasías.

Luis Antonio elige la primera persona como narrador que recuerda al icónico personaje de su infancia, el loco del pueblo. En esta actualización del pasado, Keno se convierte en signo vivo de todos aquellos a quienes alguna vez hemos encontrado vagando en sus propias fantasías, y cuya condición explicamos por el alcohol, drogas o condiciones de salud mental; sin embargo, nos dice Rincón, no es sino el mar lo que habita y arroba a estas personas.

La voz de la primera persona es natural, reflexiva y confidente, nos presenta a Keno recuperando apreciaciones del niño, pero explicando desde la experiencia del adulto; es inevitable conectar experiencias que hemos tenido con otros Kenos en otros espacios y momentos de nuestras historias. Y esta cercanía con la voz narrativa se afianza con un giro hacia la segunda persona, en el que nos habla directamente, y en un guiño nos deja en duda si “Luisito” es el mismo autor quien nos invita a conversar sobre aquel “loco de mar”.

El hijo del mar es el segundo relato que nos presenta Luis Antonio desde la primera persona, un adulto en la reconstrucción de sus memorias. Aquí el narrador rememora cuando a sus ocho años, un niño desconocido llega al pueblo pesquero, casi de su misma edad, con cabellos amarillos (que no rubio, sino la cabellera quemada de sol), piel tostada y ojos azules: Lo único que traía consigo era un short de mezclilla, que le quedaba grande, y un pedazo de nombre: Nun.

En dos líneas logra la impresión de abandono en ese niño que, con la naturalidad infantil se integra a una comunidad que lo recibe con curiosidad, para descubrir poco a poco su vínculo especial con el mar.

En este cuento la voz narrativa comparte espacio con breves fragmentos de diálogo que permiten escuchar eco del habla de la costa, presentando escenas significativas en que se toca el tema de la pesca, el hambre, el amor, el despecho y la muerte.

Quienes tenemos una historia vinculada al mar, el texto de Luis Antonio nos regala la oportunidad de evocar vivencias propias, reconocer la inocencia Nun ajena a preocupaciones más allá del juego, la comida, el sueño, y el disfrute de la pesca.

En el breve cuento, la evolución de Nun se despliega vinculado a la amistad y cariño manifiesto por el narrador: la distancia desde la que el adulto recupera sus memorias, permiten de forma efectiva hacer observaciones sobre los hechos, enfatiza la peculiaridad del joven en que se convierte el protagonista, los intereses que se construyen alrededor de él y la resolución que le permite recuperar su libertad. Porque finalmente es el mar el símbolo de libertad que subyace en el libro de Luis Antonio Rincón, cuya atracción de fuerza centrípeta nos llama, a pesar de cualquier advertencia sobre sus riesgos.

Embravecido es el relato en el que Luis Antonio nos sumerge en su universo, en una aproximación a la vida de la costa chiapaneca. El tercer texto del libro se trata de una quimera que difícilmente dejará ceñirse a cualquier etiqueta que queramos colgarle, ya que el género de cuento sólo lo justifica en función de que narra algo en un espacio breve de “texto” (concebido como unidad discursiva generadora de sentido).

Rincón completa la presentación de su tesis sobre el mar a través de una narrativa híbrida. Algunos podrán apreciarlo como un ejercicio hipertextual, término que hace referencia a la construcción de textos que pueden ser abordados sin tener un orden preestablecido, y que es el lector quien decide la ruta en la cual accede a lo escrito. Este es el tipo de textos a los cuales accedemos vía nuestros dispositivos, donde existen diferentes ligas que proporcionan información sobre el tema de interés.

Así la pregunta ¿Embravecido es un hipertexto? No necesariamente, ya que no existe una pauta estructural que transgreda lo lineal, es decir, a diferencia de la novela hipertextual por excelencia, Rayuela de Julio Cortázar, en el cuento de Luis Antonio no hay una invitación expresa para hacer la lectura en un orden distinto al que se presenta el texto, a pesar de presentar información fragmentada en formatos de diversa naturaleza: narración lineal, guion cinematográfico, gráfico (dibujos), diagramación de prensa, pronunciamiento oficial y diálogos, que de manera independiente logran unidades de sentido, pero que al estar articuladas en un todo, proporcionan pistas para completar el relato.

Así, lo que caracteriza al texto es la diversidad de formatos o soportes en los cuales corre la historia; la selección de cada uno de estos formatos no es fortuita, proporcionan información desde diferentes perspectivas y personajes, nos acercan al lenguaje local y temas cotidianos, plásticamente conectan con experiencias cercanas y entrañables, y en conjunto alcanzan la verosimilitud tan buscada por los narradores comprometidos con el trabajo creativo.

Podemos identificar entonces el tercer texto como una narrativa transmedia, vigente en diferentes propuestas metatextuales que incluyen video, plástica, montaje escénico, producción literaria y aplicaciones digitales, cuyo impacto radica en la creación de puntos de contacto entre los universos creados y la realidad en que transitamos.

Robert Pratten enfatiza que la naturaleza de este tipo de narrativa no radica en la diversidad de medios en que se presenta la información, sino en la travesía emocional en la cual se involucra el lector a través del acceso al texto.

Los diferentes soportes en que Rincón construye el relato permiten intensificar la experiencia de lectura, exigiéndonos como lectores una re-construcción de la realidad que nos presenta el autor.

Compartimos el discurrir de pensamientos de Perico ante el hambre y la pobreza, lo acompañamos junto a Chema en su travesía, alternativa al negocio de “mula” tan frecuente en la zona; apreciamos los dibujos hechos por un hijo y leemos sus textos infantiles ante la ausencia paterna, observamos la representación escénica de cómo se vive la tragedia de los perdidos en el mar, por todos los que quedan varados en su cotidiano, somos informados oficialmente de los resultados de las búsquedas y rescates, asistimos a la extrañeza de los reporteros ante un reencuentro no esperado, y finalmente nos quedamos con un relato cuya conclusión parimos.

De esta forma cada uno de los “segmentos” son unidades de sentido, hilos cuya urdimbre no existe sino hasta el momento en que al leer, tejemos. Experiencia en que nos reconocemos participantes a través del sentido generado, y donde una sensación nos deja suspendidos con el ¿acaso final? del cuento Embravecido.

Cuentos del mar es un libro sintético, cuya unidad de impresión está innegablemente asociada al mar, a la seducción que ejerce sobre muchos de nosotros, su fuerza e inmensidad, donde las posibilidades del viaje nos las obsequia Luis Antonio Rincón.

Luz Helena Horita Pérez

Es Ingeniera Química por la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, con estudios de maestría en Ciencias Bioquímicas y Doctora en Educación por la Universitat de Girona. Desde 2007 es Profesora de Tiempo Completo y Coordinadora de la Licenciatura en Desarrollo Sustentable de la Universidad Intercultural de Chiapas, donde realiza estudios de semiótica de texto y representaciones sociales en contextos interculturales, así como estrategias didácticas para favorecer la interculturalidad. Miembro del
Cuerpo Académico Procesos Socioambientales y Cultura de Paz, así como miembro fundador y socia activa de la Red de Investigación y Cooperación en Estudios Interculturales (RICEI) desde 2015. Narradora,
docente y promotora cultural cuya labor de investigación y creación confluye, abordando temas para imaginar mundos posibles a través del pensamiento crítico, el diálogo y el trabajo colectivo.

Equipo de Redacción

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