Relectura de la vida que se deja caer; por Alma Karla Sandoval

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Alma Karla Sandoval recuerda a Alejandra Pizarnik en un palimpsesto por encargo.

Para Alejandra porque no vuelve con la lluvia.

Rechazo a la gente atada a un espejo de abatida trasparencia.



“El campo lo conocía de sobra, como de sobra conocía el balar de los rebaños”, dijo Flaubert de la mujer que lo inventó.
Aves de corral picotean una insana partitura en ese reino. Alguien les dispara en el blanco de un capítulo pensando que son gansos y baila en el bosque, junto a la victoria de aquel reflejo silbante.



Las barcas chocando en el tórax no eran suficientes para despedir a la merluza frita en aquel departamento con flor de valeriana, con polvo de Valium como único jardín.




Comer tu propia carne de cordero.
Masticar nuevas palabras podridas de francés. Mirar la lluvia quemando la máscara de otro poema, beber un hada verde, otra más, hasta alejarte.
Todo eso es un lugar común: la carta del tarot con el nueve espadas en los hombros o los dos filos de una niña en luna llena.


Evito a la gente comulgando con Sísifo a causa de la estolidez de su talento.

Aves de corral picotean donde nace agua bendita y tú esperando una laguna donde reflejarte y quererte morir, de veras, otra vez.

(Un soneto me manda a hacer Violante…
Un poema a Pizarnik me encomendaron con la mañana latiendo en el vientre del día).



En efecto, las cosas tienen bordes dentados, vegetación lujuriosa. Ese deseo por la herida que desnuda el cuerpo, ese deseo por hundirte en el blanco de la llaga, esa ansiedad de tigre que no cura la sed.
No, una mirada por una alcantarilla no puede ser una visión del mundo. Tampoco una iluminación de niño poeta jugando a arder hasta que se transforma en el señor de los incendios. Y, sin embargo, Rimbaud se fue de tu república para no ser devorado por la bestia.



¿Quién busca refugio en las cosas humilladas, en nubes sin traducción?
Te abrazaría viajando por el tiempo, pero es tarde para quienes, con los dones de la magia, extrajeron locura de la piedra con la cual fincaron su destino.

Equipo de Redacción

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