Nunca un libro es un solo libro, nunca un libro es solo un libro

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Maurizio Bagatin reflexiona en su columna sobre los muchos libros que puede encerrar un solo libro.

Un libro puede ser todos los libros.

Sigo buscando en algún libro el íncipit de otro libro. Por eso hice descansar esta Columna por un tiempo. Aun no lo encontré, debía acompañar el texto Los dos íncipits. Esta nota literaria seguirá esperando, quizás un día aparecerá cuanto iba buscando y Los dos íncipits alguien tal vez lo publicará.

El Gabo siempre sostuvo que la noche que leyó por primera vez al Pedro Páramo de Juan Rulfo no pudo dormir: «Aquella noche no pude dormir hasta terminar la lectura. Desde la noche tremenda en que leí La Metamorfosis de Kafka, en una lúgubre pensión de estudiantes de Bogotá casi 10 años atrás, nunca había sufrido una conmoción semejante». Juan Rulfo inicia uno de los párrafos del Pedro Páramo así: “El padre Rentería se acordaría muchos años después de la noche en que la dureza de su cama lo tuvo despierto y después lo obligó a salir. Fue la noche en que murió Miguel Páramo”. Cuando iniciamos a leer esta obra, que sigue generando en los lectores este “sordo pánico” que enmudeció a su gran amigo, Álvaro Mutis, nos encontramos con algo que para algunos no era completamente nuevo, pero sí desde aquel día se hizo monumental: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.

Un libro contiene muchos libros.

¿Cuántas veces el Ulises de Joyce se habrá encontrado con unos tentativos de réplica? Alguien sostiene que El Felipe Delgado de Jaime Sáenz es uno de ellos. Existen muchos Leopold Bloom que siguen andando por las páginas presentes y futuras de la literatura, y un día tal vez alguien encontrará en algún sumergido libro donde James Joyce encendió aquella esplendida iluminación.

Ah, me olvidé contarles, el íncipit que anda buscando su inspiración es este: “El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”. Si lo encuentran, por favor, avísenme.

Equipo de Redacción

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