
«Eugenia Sánchez Nieto observa el cadencioso sueño que la ampara cuando escribe» Selección de Poesía y Crítica, por Fernando Denis
Otra vez la poesía nos invade, nos acecha con sus milagros, y en sus palabras caben todos asombros destinados a nuestra vida, a nuestra soledad insalvable. Las palabras son nuestros talismanes. Símbolo, asombro, sueño, soledad, noche, y una incandescente magia que conmueve nuestra forma de observar el mundo.

SOBRE EUGENIA SÁNCHEZ NIETO
Otra vez la poesía nos invade, nos acecha con sus milagros, y en sus palabras caben todos asombros destinados a nuestra vida, a nuestra soledad insalvable. Las palabras son nuestros talismanes. Símbolo, asombro, sueño, soledad, noche, y una incandescente magia que conmueve nuestra forma de observar el mundo.
Eugenia Sánchez Nieto observa el cadencioso sueño que la ampara cuando escribe, el sueño de una sílaba que ha recorrido los laberintos del lenguaje, la flama inmensa que devora las orillas del tiempo cada vez que la nombra. Escribe mientras su sueño recorre todas las cosas, cuando gravita la levedad de la sílaba sobre los objetos. En cada pausa, las palabras parpadean. Es su manera de interrogar el mundo.
de un árbol rosado se esculpe tu forma
nada será igual
el sonido de un violín apacigua la noche.
Otra vez llega la noche y con ella su lóbrega maravilla, su perfecta relojería de sombra, su maquinaría celeste, trae los grandes e incesantes misterios del hombre, pero también sus palabras. Eugenia Sánchez Nieto sobrevive a esas palabras y a su asombrosa ironía, en precario equilibro sobre muchos abismos reales e imaginarios escribe con buen pulso el sarcasmo implacable, también su testamento de hechicera y peregrina, entrelaza recuerdos perdidos en la niebla de los años con nítidos fragmentos de su museo imaginario que caen como trozos de vidrios sobre la losa pulida de un viejo caserón en penumbras. Escribe y se nota en su tono el peso de la escritura, como si dejara reposar en ella todo su cuerpo, su femenino trasegar por todas partes. Espera el invierno, sus cuarzos, espera la reflexión del agua para embriagar sus sentidos y darles otro significado a sus párrafos, quiere resaltar con lápiz rojo el intrincado brillo blanco de los hexámetros de la lluvia, la sed escarlata del amor que todo lo puede, aprieta los párpados y retiene en ellos la belleza sin par de una infancia y sus paraísos personales. En ella llueve como llueve en un bosque sembrado de hayas, busca en la espesura la huella de una metáfora que justifique su estancia en el mundo, que la salve de sí misma, de sus defectos personales, que logre cristalizar sus deseos. Busca palabras sembradas por sus mayores en la hondura de la noche. Como Silvia Plath, como Alejandra Pizarnik, Eugenia Sánchez Nieto socava los instantes, los estruja, les arranca silencios desgarradores de su pasado para dar de comer a sus fantasmas. Ha renunciado a casi todo, menos a esa doble que la acompaña, su palabra: escribe por pasión, pero también lo hace como si quisiera pagar una antigua deuda, se afana por entregar las sílabas que son a la hora que el destino lo impone. Su verso es metálico, como las monedas, y en su poesía está el sacrificio y la esperanza, la sed de gobernar el reino de la escritura, de poseer sus reliquias. Escribe para el sueño, para construir una realidad paralela que cure todas sus heridas. “Para mí la poesía es un constructo hecho de sueño y realidad-glosa en alguna margen de su vida-; escribo impulsada por fuerzas e intenciones conscientes e inconscientes, mediante este imaginario procuro derrotar la desesperanza, el desánimo; me aferro a la poesía porque creo que a través de ella el mundo se humaniza. Siempre resulta muy gratificante la poesía, tengo cierta mirada romántica y le apuesto a las causas perdidas”.
Fernando Denis

Selección de poemas de Eugenia Sánchez Nieto
LOS GESTOS ESCOGIDOS Me perdí en un laberinto de caminos vías con trenes descarrilados ríos desbocados vagué por calles insospechadas buscando la palabra perdida Visité lugares donde miles de hombres permanecían encerrados día y noche todos alejados de la palabra rufianes de mirada maleva buscaban, la navaja, el puñal, la botella para protegerse nada estaba escrito en la noche eran abusados o perdían la vida unos pocos buscaban la palabra se ensimismaban y escribían versos inolvidables… Merodeé campos inmensos iluminados por el sol comunidades de sombrero dedicadas a la tierra cuanto sudor y canto diente de león, albahaca, toronjil eran parcos de palabra, pero dispuestos al licor pensé…allí encontraré la palabra perdida… Recorrí asombrosas ciudades donde ríos atravesaban poblaciones puentes infinitos, caminos empedrados construcciones admirables observadas por ciudadanos del mundo el lenguaje común era la seña y el gesto… Divagué por fabricas inmensas pobladas de un personal absorto dedicado a la urgencia de producir nadie hablaba… Me interné por diversas calles Toqué puertas desconocidas buscando un rostro amigo el cielo se oscureció una lluvia suave permeó mi cuerpo entré en un sueño profundo allí decenas de palabras jugaban con mi pensamiento me incitaban con interrogantes me retaban no se dejaban aferrar eran juguetonas se ingeniaban en la diversidad la palabra el sello más humano.
LOS ROSTROS PERDIDOS Acerco mi rostro al espejo a cambio un hombre es mi reflejo… me observa semblante severo y pálido un rictus insolente… desde el fondo oscuro una pianista ciega improvisa un jazz lento perpleja me dejo invadir por esos sonidos fuertes y la expresión recia de su forma de tocar… ilumino la habitación y el espejo alumbra su interior una cantante negra rodeada por tres hombres de traje oscuro y sombrero un pájaro azul de ojos amarillos descansa sobre una butaca alta un perro de mirada triste habla un idioma ininteligible una enana de cabello rojo abraza la espalda de un hombre cano un hombre en muletas salta al ritmo del jazz una mujer muy delgada con su cabello largo y blanco se queja de tantas enfermedades que la consumen todos ríen y lloran a la vez perpleja me dejo invadir por esos sonidos fuertes apago la luz el silencio y el rumor del viento apaciguan la noche el espejo brilla en la oscuridad…
OCÉANO I- Paraguas de múltiples colores van por el aire ha llovido tanto la gente se ha transparentado seres de agua van por mi ciudad cada vez más nos atrapa, nos invade iremos desproporcionados a parar al fondo de animales poderosos y misterios todo se inició en el océano y terminará allí. Casitas de la soledad yacen bajo el agua los edificios aún no sucumben los niños, los mejores, no han logrado salvarse aparecen manos, piernas, ojos… bajo el agua animales enormes llenos de vida mis amigos han dejado su vida allí sus cenizas… He amado tanto el mar - ahora ya no sé - creo que será imposible disfrutarlo igual pues sentiré al amigo arrepentido deseando jalarme a sus profundidades resulta aterrador ver como todo lo anega el mar y sus bestias maravillosas están hartos de sus barbaros tal vez sea mejor perecer bajo el agua, más limpio… todo sumergido con el tiempo… témpanos piedras en el fondo del océano protegidos por sus bestias inimaginables que todo sea agua. II- La luz se filtra violeta a través de los árboles el mar quiere tenderse al sol descansar de tanto cuerpo inerte que a diario recibe animales enormes deslumbran en su transitar el dolor del mar se manifiesta en su expresión más cruel maremotos arrasan en su grito desmesurado experimentos de miedo han desajustado su cuerpo el mar quiere tenderse al sol. III- Seres transparentes y brillantes se elevan del océano la tierra desprendida los cuerpos idos ni las palabras se salvarán del desgajamiento.
SONIDO DE VIOLONCHELOS Te busco en el recuerdo más próximo a la nada en la mujer limosnera, bruja, perdida en la tingua escapada de su cautiverio en las calles abandonadas y plenas en las campanas de iglesia que despiertan a vecinos insomnes en el cruce de vientos en el canto de pájaros en miles de miradas de jóvenes risueños en el fondo de la tierra en el todo y en la nada… en el coro de violines y la hermosa voz de la soprano en los sonidos más allá del ruido desbocado en el camino alucinado de rostros, gestos, tierra en movimiento en tu mano que escribe próxima al corazón en los cuerpos que se juntan, se atraen, se repelen en el adiós y el saludo en los hombres vestidos de negro con capas rojas en la sangre derramada, perdida, abuzada en el círculo naranja y la polifonía de lenguas y de razas en los cuerpos leves suspendidos en el aire en el sonido de los violonchelos en el tacto en la caricia en los cuerpos que se atraen en la huella, en la tierra, en el viento en el canto de Dylan en la cicatriz del tiempo ido en el viento que liba, que transforma en el adentro oscuro tormentoso en el corazón desbocado en la fisura por donde se escapa la luz en las banderas al viento en la imposibilidad, en la asonancia en la palabra que cae, resbala y pierde…
BAILARINES INCANSABLES Allí nos dábamos cita una generación de bailarines incansables la música era nuestra amiga fiel nos mecíamos en una pista bordeada de pieles felices nos rozábamos… miradas juguetonas él con su mejor rostro se entregaba a sus fieles era bello descubrir rostros la pista para todos los hijos de la noche con su son arrebatado y carcajada sincera en aquel lugar algunos se entregaban a la caricia al beso prolongado la música abrazaba… recorría nuestros cuerpos cantantes se posesionaban del lugar estremecidos queríamos permanecer el mañana no existía. El amor incomprendido y errante buscaba las bellas de la noche ellas aleladas se entregaban… la música hacía ligera y placida la noche los demonios estaban apaciguados.
PÁJAROS Para Mateo Silva Una bandada de pájaros multicolores vuela sobre mi ciudad se posan sobre árboles inmensos un bello canto alegra la tarde a mi balcón llegan uno tras otro con su sonido delicado su vuelo incita al viaje viaje largamente postergado como pájaro quiero remontar mi ciudad trazar un arcoíris en el cielo ante las malas noticias elevarme y deshacerme en lluvia su pico, su cuerpo liviano y ágil ante el menor movimiento pájaros multicolores son la señal del viaje… Viajo en un tren de espejos y ventanas muchos nos acompañan ¿Hacia dónde vamos? Nadie lo sabe estamos felices de viajar, el tiempo es infinito busco un vagón donde no me repita por todos los costados los espejos nos multiplican infinidad de veces estoy cansada de ver tantos rostros a través del espejo todas los rostros amables y sonrientes, es la ventaja de no conocerse recorremos veloz innumerables pueblos municipios vacíos, pues en cada estación más gente quiere unirse al viaje no hay estación deseada, nadie se conoce entre sí nos une el movimiento y el deseo de continuar los pájaros nos guían en un viaje incesante No hay cansancio ni hambre alguien dice que es parte del sueño desde el aire viajo sin detenerme, sin un lugar propicio, buscando nada solo la libertad de ir, los pájaros acompañantes perfectos lo cierto es que hay un cierto bienestar en ese pasar veloz frente a ciudades nunca visitadas ni vividas con sus gentes abismadas en mil obstáculos es bueno seguir de largo, con el sonido vibrante de las aves como pájaro quiero remontar mi ciudad trazar un arcoíris en el cielo ante las malas noticias una bandada de pájaros multicolores vuela sobre mi ciudad.
DESPEGADA SIN ANCLA El color cae vertical sobre los muros el lienzo ocre, amarillo, naranja hombres con caras de pájaro tocan el violín, las flautas… una mujer entrelazada a su amado suspendida en el aire, se despide los rostros adustos, perplejos no es alegre la partida ella dice: es hermoso ver la ciudad desde el aire los pequeños oficios del vecindario siento el vértigo del vuelo estoy despegada sin ancla no es un sueño es mi realidad no volveré a ver ese territorio de mi juventud nos elevamos… La mujer del candelabro en su vestido blanco se eleva al lado de su novio de azul el asombro es viajar por los aires sobre una ciudad de calles blancas un pájaro verde canta el pintor con sus pinceles, pasa de largo Esa línea de luz se posa abierta, sin mezquindad los rostros iluminados muestran sus gestos, su desconcierto su imposibilidad de regreso su danza inacabada.
SIN MEMORIA Sin memoria rozagante y feliz va enlazada a su amado que la desdeña ella se perdió de tal manera que no reconoce a nadie sólo a su amado que carga como una cruz esta mujer olvidada de sí y de todo.
ESCARLATA Soñé con un leopardo que dormía bajo mi cama era inexplicable el motivo de tenerlo por falta de costumbre olvidaba darle alimento debilitado se extinguía lentamente… en la noche para sobrevivir pronto daría el zarpazo. Un leopardo agazapado acechaba mi casa la noche entraba y reclinaba su cuerpo la puerta entreabierta… el cuerpo desgarrado pintaba de escarlata la noche.
ANDARIEGO Asciende al lugar más transparente embelésate con la belleza del paisaje, del olor de la piel acariciada por el sol allí va el andariego, despojado, insumiso, repudiado sin pensamiento, besado por los pájaros con el bostezo eterno en su cuerpo leve y descalzo. El vértigo incalificable dejo de existir amor y deseo éxtasis momentáneos lo sensato es hacerse a la idea de la pérdida la levedad del andariego acompañado de su eterna sombra el amor como símbolo hundidos en un abismo sin retorno la disolución de la noche de las formas con un deseo azul que todo lo cubre y acompaña despojado, insumiso, repudiado…
Poemas de Eugenia Sánchez Nieto