Una semana, un poeta: Jesús Aguado

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¡Feliz lunes! Iniciamos la semana con el poeta Jesús Aguado.

Fotografía de Jesús Aguado

JESÚS AGUADO

Biografía

Jesús Aguado (Madrid, 1961) es un poeta, traductor y antólogo español.

Aunque vivió desde los dos años en Sevilla, después pasó a Benarés, India, más tarde a Málaga y Madrid, y en la actualidad reside en Barcelona.

Su obra está contenida en las siguientes publicaciones: Primeros poemas del naufragio en 1984, Mi enemigo en 1987, Semillas para un cuerpo en 1988, Los amores imposibles, ganadora del Premio Hiperión en 1990, Libro de homenajes en 1993, El placer de las metamorfosis (Antología 1984-1993) en 1996, El fugitivo en 1998, Piezas para un puzzle en 1999, Los poemas de Vikram Babu en 2000, La gorda y otros poemas en 2001, Lo que dices de mí en 2002, Heridas en 2004, La astucia del vacío en 2005 y Verbos (2009).

Además ha traducido varios libros relacionados con la cultura de la India y preparado una edición de poetas devocionales de ese país: «Antología de poesía devocional de la India» en 1998. Es articulista del diario La Opinión y codirector de varias colecciones de poesía, entre ellas MaRemoto, junto a la poeta Aurora Luque.

Fuente: Wikipedia

POEMA

Lo que dices de mí…

Lo que dices de mí:

un extraño camino que nunca he recorrido,

un camino que enlosan tus palabras

y que si miras bien se corresponde

con una de las líneas de tu mano.

Lo que dices de mí

                                 eres tú misma,

eres tú de repente bifurcada,

una parte de ti que se queda a tu lado,

otra parte de ti que se viene conmigo.

Lo que dices de mí va borrando mis huellas

Lo que dices de mí me prepara emboscadas.

Lo que dices de mí

es saliva y es tierra que amasas para darme

figura de caballo, figura de montículo,

figura de lunar, figura de tu espalda,

figura de cualquiera de mis dedos

cerrando uno por uno todos tus orificios

(más saliva y más tierra que coges para darme

figura de cabaña, figura de murciélago.

Lo que dices de mí

es mentira que acierta a decir la verdad.

Lo que dices de mí

se acuesta junto a mí donde estaré,

se acuesta junto a un hueco que llama por mi nombre

y al que besa y aplasta hasta que nazco.

Lo que dices de mí

es telaraña, es red, pero tú no las tensas,

pero nadie las tensa pues nadie está al acecho,

es red, es telaraña frenando una caída

que no se ha producido.

Lo que dices de mí me desconoce

del modo más perfecto imaginable,

me desconoce más que el desconocimiento

que me tienen las vetas de una mina,

que me tienen los kraken,

que me tienen las aguas cenagosas,

que me tienen los cientos de tejados

que guarda el huracán en su gruta secreta.

Lo que dices de mí se va probando mundos.

Lo que dices de mí me multiplica.

Lo que dices de mí estira mis pulmones,

catapulta mis ojos,

despierta a los caimanes de mi sangre.

Lo que dices de mí me acelera y me vuelve

más lento.

Lo que dices de mí no lo dices de mí,

no lo dices siquiera, no soy yo,

es raíces de un árbol cuya fruta

se deshace en tu boca y la refresca,

es un malentendido que tu voz

provoca en nuestro sexo

(el fosfeno y la noche es lo que dices

cuando dices de mí no importa lo que digas.)

Lo que dices de mí no son tus opiniones,

es el dulce apagón de la conciencia,

es la locuacidad de lo que existe,

es un puente colgante entre nosotros,

son ardillas que roen las cuerdas de ese puente,

son cáscaras de nueces, un arca abandonada,

maderos embreados que alimentan el fuego

de un náufrago asustado.

Lo que dices de mí

                                  es estaca que busca

con avidez al ávido corazón de ese muerto

que ronda mis castillos y se duerme en sus sótanos,

ese muerto no muerto que llamamos amor.

Lo que dices de mí no necesita

de mí para encontrarme.

Lo que dices de mí no se viene conmigo

a menos que yo firme una página en blanco.

Lo que dices de mí lo dices simplemente

con estar en el mundo, lo dice tu deseo,

esa energía pura que hace pasar las nubes.

Lo que dices de mí

                                  obliga al horizonte

a tenderse a tus pies y lamerte sumiso.

Lo que dices de mí se escribe en las paredes

con tizones calientes de tus muslos.

Lo que dices de mí

es la jaula y el mapa

en el acto preciso de aprender

a vendarse los ojos y saltar al vacío.

Lo que dices de mí me pone en marcha,

un loco mecanismo

de huesos astillados como sables

que va retando a duelo a todos los que dicen

que nunca has dicho nada de mí, que estás callada,

que un mutismo feroz te ha comido la lengua.

Lo que dices de mí

                                  es manada de lobos

hambrientos y atrapados en páramos nevados,

lobos que se devoran entre aullidos

mientras hila la luna bufandas para el No.

Lo que dices de mí me traduce a un idioma

que aún no conocemos.

Lo que dices de mí me resucita.

Lo que dices de mí:

una orquesta sonámbula

de músicos que tocan concentrados

y miran sin rencor sus partituras

mientras todo el pasaje

ya abarrota los botes salvavidas.

Lo que dices de mí me deja solo.

Jesús Aguado


Equipo de Redacción

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