Selección de poemas de Isabel Esteban
Te presentamos una selección de poemas de la zaragozana Isabel Esteban.
DESPUÉS DE TI
Después de ti,
volvieron
las lluvias a embriagarme,
el olor del paisaje
renacido en verdes,
el arcoíris de flores
sobre las laderas del valle
donde una vez nos amamos.
Después de ti,
volvieron
las sonrisas sin motivo,
las miradas encendidas,
las manos que, inquietas,
buscan sin consuelo bajo la lencería ,
las preguntas que nunca respondiste,
las respuestas que no puedo olvidar.
Después de ti,
volvió
el amor a enredarse en mi cintura
quién sabe hasta cuándo.
TRES NEGACIONES
Te niegas a admitir
que el paso del tiempo
nos mueve de sitio,
socava y derriba a su antojo,
establece fronteras y puentes
donde antes hubo vacío.
Me niego a admitir
que nunca existió
lo que vi,
lo que toqué
con los labios,
lo que escuché
sobre mi desnuda piel.
Nos negamos a admitir
que, tal vez, ya no exista
el mañana que anhelamos.
Nos desviamos del curso,
perdidos en los meandros del río.
Lejos queda el mar.
APENAS
Apenas fuimos
viento dibujando sonidos
entre las ramas del bosque,
lluvia esculpiendo
los muros por donde se deslizaban
las tardes de verano
cuando escribía tu nombre
en la reseca tierra de nuestro páramo.
Apenas somos
humo atravesando
a hurtadillas los pasadizos secretos
que nos mantienen varados,
polvo arrastrado por el aire de los suspiros,
agua que nace y muere
bajo los párpados del olvido.
QUÉDATE EN ESTA ORILLA
Quédate en esta orilla,
amarrado a mi vientre,
ensartado a mi ombligo
con guirnaldas de letras.
Crearé una nueva vida
con hilos de seda
hilvanados muy finos,
un paisaje limpio y azul
donde albergar el hogar
del fuego que tienes escondido.
Quédate en esta orilla,
descansando en mis brazos,
floreciendo en mis senos
como si fuese cierto
que acabamos de encontrarnos
porque en medio del camino
es preciso un descanso,
recordar lo que fuimos
e idear lo que seremos,
porque si te quedas conmigo
te prometo que seremos
todo cuanto una vez quisimos.
Quédate en esta orilla
y amémonos.
TE DIRÍA
Te diría que hay tiempo,
que se escucha en el aire
el rumor de la vida fluyendo,
que no somos aquello que soñamos
cuando la luz acudía cada noche a arroparnos,
que no importa perderse si se sabe perdido,
que el esfuerzo es batalla vencida al camino,
que algún día seremos si seguimos queriendo,
que en los ojos se halla cuanto debimos decirnos,
que somos sendero que avanza en la montaña,
lento y duro preludio de la insigne cima.
Sin embargo, en la cuesta
se encuentra el sentido del vértigo,
del sudor,
de la lucha contra uno mismo,
y se pierde
y se gana
y se encuentra el sentido de vivir
y se muere en cada latido.
Te diría que hay tiempo,
si creyera que has sido merecedor
de esos días que perdimos,
pero sé que la llama se extingue
y el frío inundó con su escarcha
mi corazón marino.
Zaragoza.
Equipo de Redacción
