«La clonación de Cristo» de Sisinia Anze Terán; por Angélica Guzmán Reque

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Angélica Guzmán Reque reseña «La clonación de Cristo» de Sisinia Anze Terán, de la Colección Digital de Novela Iberoamericana de la Editora BGR

Privar a las personas de sus derechos humanos es poner en tela de juicio su propia humanidad.”

Nelson Mandela

La obra de Sisinia Anze La Clonación de Cristo es una novela que a lo largo de 20 capítulos y un Epílogo, mediante la estructura de la narrativa inversa presenta la trama de su obra que comienza a contarnos los hechos de la obra, por el final, luego, con el estilo del flashback va jugando con episodios que van saltando hacia atrás o hacia adelante, con la finalidad de aclarar ciertas situaciones que son necesarias. Puedo decir que, no es un único salto, de forma que toda la historia es un gran flashback. Interesante trama que obliga a leer con mucha atención.

Son varios los capítulos introductorios donde narra la presencia la presencia del medio ambiente, como un personaje más: “Las aves se exaltaron desesperadas, chirriando y aleteando en círculos como una iracunda turba de lobos hambrientos. A la luz del alba, sus alargadas siluetas negras carecían de relieve” que, cual, si fueran seres humanos piensan y se convulsionan, actúan con ese sentimiento que los va sacando de una tranquilidad aparente, propio del espíritu que bulle en la obra y el tema tratado: “Erizándose al viento que travieso las cosquilleaba a su paso y las estimulaba con impactos que las retraían y contraían en espasmos seductores. La brisa era una ráfaga helada que congelaba el aire en su gélido vuelo; gigantes manos transparentes que punzaban con el frío de la muerte todo lo que se le cruzaba en el camino; un furioso torbellino que llegaba de altamar como el arribo de piratas saqueadores en busca de caos.”

A lo largo de la obra, la autora indaga un hecho, por demás sobrenatural, que es el anhelo de un científico desquiciado, el Dr. Augusto Fleming y su combativo espíritu de llegar a clonar a Cristo, valiéndose de múltiples estratagemas, a través de implementos sagrados que se guardan desde la época en que vivió y fue sacrificado Cristo, hasta el hecho milagroso ocurrido en el mundo, como la de derramar sangre, como si fuera llanto en imágenes del rostro de Cristo.

Para este su diabólico propósito, Fleming, se vale de la ciencia, y su decidida práctica, así varios años atrás visitó Italia y decidió llegar a Turín con el deseo de ver la Sábana Santa: “En su visita a la Catedral de Turín se quedó maravillado con la prueba más grande de la existencia de Cristo. Las huellas impresas en la Sábana le marcaron el alma con un dolor desesperante; vio el mundo hecho pedazos, niños muriendo de hambre, enfermedades incurables, plagas, terremotos, pobreza, maldad y sintió que era su deber hacer algo por la humanidad, algo tan grande que podría salvar al mundo de su eventual destrucción”

Su mente desquiciada u obsesionada le hace imaginar que debe salvar al mundo y, busca la relación con otro grupo, la de los raelianos y su fundador Claude Vorihlon, que dice que recibió mensajes de extraterrestres: “Según estas revelaciones, hace muchos años, extraterrestres, semejantes a los hombres, aprendieron a crear la vida en laboratorio. Una parte de los habitantes de ese planeta se escandalizó del descubrimiento, y obligó a los científicos a continuar sus experimentos en un planeta lejano, la Tierra. Aquí, los Elohim, es decir, los extraterrestres, «los que vinieron del Cielo», según la palabra utilizada en la Biblia impropiamente, como: “Dios”, crearon a los hombres, mediante la clonación, a su imagen y semejanza.”

Con el mismo fin busca al Doctor Norwood, un investigador reconocido en el problema de la clonación, quien piensa que: “La clonación, en su dimensión biológica, se trata de una reproducción asexual y ágama. La fecundación, propiamente dicha, es sustituida por la fusión, o bien de un núcleo tomado de una célula somática del individuo que se quiere clonar, o bien, de la célula somática misma con un ovocito sin núcleo; es decir, privado del genoma de origen materno.”

De esta manera encuentra a la mujer adecuada y, pese a la negativa de la iglesia, para quien, la clonación humana está prohibida porque “es un hecho abusivo y moralmente censurable. No se puede crear a un individuo para después suprimirlo en beneficio de otro. (…) Todo individuo tiene derecho a su propia identidad genética. La clonación tiene peligrosas implicaciones; pues, el hombre está jugando a ser Dios y devaluando la vida humana. Si bien es verdad que debemos estimular a los científicos a continuar con las investigaciones de punta, éstas deben producirse dentro del marco ético de respeto a la vida humana y el papel de Dios, como Creador de la vida.” Fleming sigue con sus propósitos. Por todos esos acontecimientos de la trama, esta obra La Clonación de Cristo no es una obra sencilla de entender porque, suficiente saber que se trata de clonar a una personalidad de tanta magnitud humana y celestial, difícil de creer, pero ¿no es este nuestro mundo donde todo es posible? Desde mi punto de vista, la obra tiene objetividad, como mucho de ficción, por eso mismo es interesante y curiosa. ¿Se podrá cumplir con este propósito? Ahí tienen la obra y las valiosas disquisiciones de Sisinia. La lectura nos pondrá en alerta sobre estos hechos posibles en el mundo en que vivimos.

Aldo Leopold silvicultor, ecólogo y ambientalista estadounidense, expresa: “Una ética de la tierra cambia el papel del Homo sapiens: de conquistador de la comunidad terrestre al de simple miembro y ciudadano de ella. Esto implica respeto por sus miembros, y también respeto por la comunidad en cuanto tal”.

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Equipo de Redacción

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