José Recabarren, la búsqueda de la Felicidad; por Leo Lobos

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El poeta Leo Lobos nos presenta una breve semblanza sobre el escultor chileno, José Recabarren.

El interés principal de la vida y el trabajo consiste en que nos permiten llegar a ser alguien diferente del que éramos al comienzo. José Recabarren Apablaza nace el 21 de mayo de 1898 en Los Ángeles, Chile y muere en San Bernardo, Santiago, Chile un 28 de julio de 1980. Fue un profesor normalista y de Estado en Artes Manuales, escultor y artesano. Su trabajo como profesor marcó la vida de muchos estudiantes, pues su filosofía pedagógica se sustentaba en el lema “Saber hacer; saber vivir”

De esta forma educó en el trabajo de las manos y el desarrollo de las habilidades y fortalezas de estas, pues consideraba que el trabajo de las manos no sólo era una labor noble sino que también un aprendizaje fundamental en el desarrollo de los individuos de una sociedad, sus lemas: ‘mente que crea, mano que realiza’ y ‘cree en ti mismo’

Es entonces cuando además de talento o del genio el artista necesita de otros atributos espirituales, un nuevo estado del alma: el coraje para decir su verdad, la tenacidad para seguir adelante, una curiosa mezcla de fe en lo que tienes que hacer, una combinación de modestia y arrogancia, la necesidad de afecto y la valentía para estar solo, para rehuir la tentación pero también el peligro de los grupos, de las galerías y de los espejos. En el Instituto pedagógico comparte estudios con los poetas Romeo Murga y Pablo Neruda. 

Recabarren fue un hombre que siempre manifestó interés por el arte clásico y la espiritualidad, sumergiéndose en aquel mundo durante su época de estudios universitarios, disfrutando del arte y sus manifestaciones en el contexto de un Chile de los años 20. Aprende diversos oficios tomando como referentes las habilidades del sastre, del carpintero, del mueblista, concurre a talleres de escultores y así suma experiencia. El aprendizaje de este tiempo lo vuelca en su Memoria de Título de Profesor de Estado de Artes Manuales  en el año 1925.

De este trabajo recopilatorio de sus saberes surge la frase “La preparación de las manos es insustituible para la preparación de la vida del trabajo”. Además de escultor y profesor, José Recabarren también fue un artesano que rescató el antiguo arte de la cestería. Luego de años de minucioso trabajo y perfeccionamiento de la técnica, Recabarren expone por primera vez sus obras de cestería artística en el salón del Círculo de Periodistas de Santiago en 1959, en la Biblioteca Nacional  en 1977 y SERCOTEC reconoció esta artesanía artística, adquiriendo tres piezas para enviarlas a exposición internacional americana permanente en Japón. 

Recabarren se establece como profesor de enseñanza manual en el internado Nacional Barros Arana y trabaja allí 10 años educando manos y mente. Posteriormente trabajó en el liceo Miguel Luis Amunátegui. Es en este momento de su vida profesional que crea y publica el libro “Cómo se enseñan los trabajos manuales” para la educación primaria y secundaria, libro que contiene valiosas enseñanzas. Este libro es la esencia de este profesor normalista y escultor, cuya vocación se refleja en cada página. Para hacer arte es imprescindible hablar del orgullo, del honor, del dolor, de la soledad y del amor, son artistas sin trascendencia aquellos que solo se quedan en la superficie de las cosas y por tanto su obra morirá con ellos o antes que ellos.

José Recabarren ha resistido a todo porque creía en el ser humano, sus potencialidades y que a través de la educación sí es posible cambiar la vida. Desarrollo el arte de conservar, en toda circunstancia, la calma y el equilibrio indispensables para intentar adquirir una perfecta maestría de sí mismo. José Recabarren fue un creador, un educador que comprendió que la felicidad es un estado de satisfacción que empieza por amarse a sí mismo y eso lo hizo eterno. 


Para más información: José Recabarren

Nota: Fotografías de la obra escultórica de José Recabarren por Julio Fuentes Tamayo

Equipo de Redacción

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