Entrevista sobre Dulce Díaz Marrero, por Roberto Cabrera

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Roberto Cabrera nos presenta una entrevista que recoge un trabajo documental acerca de la poeta Dulce Díaz Marrero para la Biblioteca Pública del Estado del equipo de Alejandra Nexansds.

DULCE DÍAZ MARRERO 1953-1978


DULCE DIAZ MARRERO. S/C de Tenerife, 12 de Septiembre de 1953.
Publica sus primeros poemas en la revista «Nuevos caminos».

Mantiene un interesante contacto poético con el poeta Felix Francisco Casanova.

En 1.975 obtiene el segundo premio de poesía «MATÍAS REAL», del vespertino LA TARDE.

El primer premio lo obtuvo Felix Francisco Casanova, con quien mantuvo un interesante contacto poético, quedando todo truncado dos años más tarde con su prematura muerte.

Participa en el I Congreso de Poesía Canaria (1.976), con varios poemas.

Mantenía un interesante contacto poético con el grupo de Alejandro Oliveros y Reinaldo Pérez So del Departamento de Literatura de la Universidad de Valencia (Venezuela).

La prematura muerte de Casanova se ve reflejada en muchos de sus poemas con reflexiones claramente inducidas por este hecho.

Poemas suyos han aparecido en periódicos y revistas como «AQUEL VIEJO NORAY» (1.980), y MENSTRÚA ALBA; «POESÍA» (Universidad de Carabobo. Valencia Venezuela).

Su obra inédita la forman poemas sueltos y narraciones breves. Un relato inédito aparece en el número tres de la selección «Narrativa canaria última»

Su obra poética está centrada en un único libro póstumo «FIN DE LA LEY».

Muere trágicamente en plena juventud el 22 de octubre de 1.978 como consecuencia de un accidente de circulación.

FIN DE LA LEY La confusión del orden establecido de antemano por las autoridades competentes y el orden ocasionado por los jinetes amparados bajo la noche. Es la paz y la armonía. La sed es bien adicionada por el alcohol que se escapa a borbotones de una botella rota, que ennegrece los estómagos, bordeando las alcantarillas de agua sucia y yendo a mezclarse finalmente con el perfume barato de las meretrices de turno. Hay que vengar la guerra que padeció Al Capone tras los cristales antibala de un Rolls Royce lujoso, que escondía en su motor apiñadas cajas de whisky.

Dulce Díaz Marrero, que murió en plena juventud el 22 de octubre de 1978, había nacido en Santa Cruz de Tenerife el 12 de septiembre de 1953. Injustamente su obra poética, centrada en su único libro FIN DE LA LEY (Tenerife, 2000) no había visto la luz, creando un vacío y una lamentable espera en los lectores de esta poeta, quien comenzó su tarea en publicaciones juveniles hasta alcanzar en 1975 el 2º Premio “Matías Real”. En 1976 participó en el Primer Congreso de Poesía Canaria y por entonces abrió un interesante contacto con el grupo poético de Alejandro Oliveros y Reynaldo Pérez Só en Venezuela, amén del ya existente con su amigo el también desaparecido poeta Félix Francisco Casanova. Todo quedó truncado, dos años más tarde, con su prematura muerte. Está incluida en el volumen NARRATIVA CANARIA ÚLTIMA (Tenerife, 2001) FIN DE LA LEY (ed. Sosa Campos 1987) y (ed. Baile del Sol) y también se incluye dentro de las antologías poéticas ‘Plenilunio’ con el título PAÍS NUEVO: POESÍA COMPLETA (Edición de Roberto Cabrera) (Tenerife, 2003). Con posterioridad a raíz de la edición de 20 Escritoras Canarias del S.XX se compendió su obra a través de un artículo de título: Dulce Díaz Marrero: PERDIDA Y ENCONTRADA. 2019 de Iván Cabrera Cartaya.

Entrevista a Roberto Cabrera

(Trabajo documental acerca de la autora para la Biblioteca Pública del Estado del equipo de Alejandra Nexansds.)

  1. Aunque su poesía completa se editó en el año 2003, parece que Dulce Díaz Marrero no ha llegado a ser una figura con tanta proyección en cuanto a difusión, reedición y corpus crítico sobre su obra. ¿Podría decirnos quién fue Dulce Díaz Marrero? ¿Y sobre su personalidad? ¿A qué se debe este escaso conocimiento general sobre su figura?

En verdad fue en el año 87 cuando logramos editar sus poemas en forma de libro, recogidos hasta ese momento por su familia, la que, desde el primer instante tras su muerte, quiso que su obra fuera conocida. Sólo habíamos podido divulgarla hasta ese momento, a través de nuestra revista (Menstrua Alba n.º 1. Ed. Cabildo Insular de La Palma, y gracias a los cuadernos auspiciados por Ricardo García Luis (ed. Sosa Campos DL. TF. 1315/1987). Hablamos no obstante que esta autora ya había intervenido en el Primer Congreso de Poesía Canaria 1976 y obtenido el Segundo Premio Matías Real en 1975.

  1. ¿En qué ambiente cultural y poético se desarrolló su obra? ¿En qué medida Dulce D.M. Participaba de la vida cultural?

Respecto a sus primeras publicaciones, hay que retrotraerse a los primeros 70 y su afluencia a Clubs Juveniles de la ciudad donde también se editaban revistas que se combinaban con teatro, cine y música, guateques y recitales. Ese ambiente comprendía toda la urbe con sus amigos poetas y músicos, grupos y gente diversa del ámbito cultural. Félix Francisco Casanova, Hugo Westerdahl, Aureliano Marrero y Elena del Castillo, Julio Muñiz y Yolanda Martín, Jesús R. Castellano, Zenaido y Edmundo Hernández, Ángel Mollá Román, Nicolás R. Kolia, Marcel Marichal, a los que hay que sumar los innumerables conocidos de la música local como Antonio Ariza, Servando Díaz, Ramón García, Juvenal, Ángel Cuenca. Y que no pocas veces coincidían en el ocio nocturno de aquella coyuntura, marcada evidentemente por los finales de la dictadura, rock, cantautores, poesía, ayuda al pueblo saharaui, manifestaciones y represión incluida la transición. Todo ese caldo de cultivo vital y creativo se manifiesta en toda su obra, sin lugar a duda. Visto así, es prácticamente un espejo perfecto.

  1. En el prólogo a la edición de Baile del Sol de País nuevo: poesía completa, dice que ella fue “la poeta que más nos sorprendió a todos”. ¿Esto se debe a la tardía publicación de su obra?

Realmente la sorpresa fue inmediata, se trata de que hasta ese momento ella mantuvo en un cierto hermetismo su obra, aunque es la dificultad de publicación la que pudo intervenir en ello. Muy posiblemente en el entorno más inmediato sí se conociese su obra, pero hasta aquel momento, sólo lo que publicó el Cabildo de Tenerife del Primer Congreso de Poesía, y las reseñas periodísticas de su premio y de su óbito en los diarios La Tarde y El Día de Santa Cruz de Tenerife. Más tarde sí fue incluida en Antologías o Revistas de diversos ámbitos, alguna en la Península y también en Venezuela.

  1. Han pasado dieciocho años desde la edición que preparó para su poesía. En ella definió la palabra de Dulce Díaz Marrero como “premonición, nihilismo envuelto en un directo lenguaje […] con sus apoyaturas en el surrealismo, sin abuso, con un verso libre bien resuelto generalmente”. ¿Sigue pensando lo mismo sobre su poesía?

Sí, desde luego, en este caso, la madurez poética ya había alcanzado cierto peso con lo que poco se puede añadir, exceptuando los nuevos descubrimientos que el lector hace con su lectura. Claro que hay vanguardismo en su escritura y hasta vestigios de un modernismo barroco, simbolismo y una literatura del road-trip, muchas veces cinematográfica, de búsqueda identitaria, de alusiones al hipismo, a la psicodelia. Pero sobre todo a la muerte y al desamor al que conduce una ruptura sentimental. No está todo dicho acerca de Dulce Díaz Marrero ni en mi prólogo a País Nuevo ni en el trabajo Ser de Dulce, publicado en 1984. Siempre hay elementos que pueden sorprendernos y que nos llevan a ese destinatario oculto de muchos de sus poemas, que acabaremos siendo nosotros mismos.

  1. ¿Es su poesía la poesía también la del hambre de una época: música, libertad, ¿deseo? “Ahora, cuando comience una historia / recordaré tu pelo de rock and roll”.

Desde luego, es sintomático de toda una generación el ansia de libertad y el rock and roll fue desde luego un acompañamiento fundamental; un deseo fuerte de ruptura, de vivir otras experiencias, comunales, artísticas, estéticas, de escritura. Aunque dar paso a la “liberación” ya fue otro cantar, donde, frente a la cobardía había que hacer acopio de valor. Y las más de las veces pagar un precio muy alto o ser un juguete roto para aquella sociedad.

  1. Rehúye usted la idea de convertir en ídolos geniales a poetas que fallecieron jóvenes, como pasó otrora con autores como Félix Francisco Casanova…

Si se convierte en una idolatría que perturba el conocimiento de otros creadores me disgustaría, en este caso hemos tenido que esperar a esta eclosión de la literatura escrita por mujeres, para que se dieran las condiciones. Cada vez más gente sabe que junto a la figura del gran Félix Francisco y su padre, también coexistieron otros que conforman hoy un conjunto extraordinario.

  1. Hagamos un poco de ficción, ¿Cómo sería la obra de Dulce Díaz Marrero de haber podido continuar con ella?

Si nos ceñimos a un desarrollo como el que ha tenido la literatura insular desde finales de los 70 hasta 2021, digamos que su continuidad habría sido como la de cualquiera de las o los poetas ahora con más edad; dificultades de edición no le faltarían seguramente, aunque no las mismas que se sufrieron. Su estilo, por llamarlo así, ya estaría marcado, desde estos renglones con fortuna recuperados, se nota en ellos una frescura, que siempre permanece. Y una madurez idónea.

Equipo de Redacción

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