Lo que más admiro en los demás es la ironía, la capacidad de verse desde lejos y no tomarse en serio”

Jorge Luis Borges

Armando Alanís es autor de este magnífico libro, Tiempo Perdido, que son aforismos, metáforas, ironías, unas veces muy risibles, otras, no, pero reflexivas en la brevedad conque escribe, posee un lenguaje preciso y rico en su profundidad. Él mismo nos explica el porqué del título de la obra y lo hace. desde un aforismo que dice que:” Cuando encontró el tiempo perdido, llevaba escritos siete volúmenes.” Una pérdida de tiempo satisfactoria y provechosa, de la mano de la literatura.

La literatura se vale de la ironía, figura retórica, que se emplea, para satirizar las situaciones de vida que transmiten una información, completamente contraria al mensaje que se dice o que se escribe, con un significado distinto del literal, no de manera directa, sino, a través de la metáfora, con el propósito de que el receptor entienda o reconozca el giro irónico, con la intención de generar un sentido, que puede ser de humor o de complicidad, en muchos casos, inclusive puede constituir una ofensa. Así: “Las pistas condujeron al detective hasta el espejo de la habitación.” ironía situacional que nos rebela que, una persona que se defiende a sí misma de una verdad, a medias, es el culpable de la justicia que exige con hechos injustificables. Cuántas veces se encarcela a seres inocentes por seguir una mala praxis de la justicia o, por los falsos testigos que, por intereses dañinos falsean su posición.

El autor rebela su amor por el significado que representa para la humanidad, el amor de una madre hacia el hijo, o viceversa. Ese amor que conforme se profesa es retribuido por el hijo, nada más contagiante del amor real y celestial: “El niño cerraba los ojos para hablar con su madre, que era ciega.” Un amor sublime del hijo que se ensambla a la realidad lacerante del momento.

La lectura es, no solo el aprender a descifrar letras, palabras o expresiones, sino, una buena lectura es aquella que aferra, o como dice el autor, aprisiona porque, en la medida en que se avanza, no solo se pasan páginas, sino cada palabra o frase va incrustándose en la vida emotiva y el intelecto para, luego volver a emerger a través de la cognición, del aprendizaje que va sellándose en la mente y, es parte integral de la vida y, ya nunca más podrá abandonarnos: “El cuento exigía la participación del lector. Entró y ya no pudo salir.”

Sabemos que un minotauro es un monstruo de la mitología griega, animal feroz que posee cuerpo de ser humano, y cabeza de toro, pero qué sucede cuando el ser humano pierde el don del amor y la humildad, se convertirá en una feroz fiera que actuará, sin la cognición mental, menos con entrañas emocionales del corazón, momentos de rencor que también enajenan al ser humano, que formará un enredo o laberinto en su propio ser: “En el laberinto de tu corazón acecha el minotauro de tu rencor.”

La sola contemplación de la estatua de la libertad, tan sola en medio de una isla, con la mano de la victoria de la libertad parecería decirnos que, la ansiada libertad es también, una especie de esclavitud, el ubicarse en el mundo, en su mundo, más bien, como en una caja de cristal que, en cualquier momento podrá ser emblema de un resquebrajamiento en pedazos, no siempre satisfactorios, casi imposibles de volver a ensamblarse porque, la soldadura posee cicatrices que marcan esas alianzas: “La Estatua de la Libertad vive prisionera en una isla.”

La figura emblemática de Don Juan, desde la publicación del drama de hace siglos atrás, ha quedado como el sello característico de la persona enamoradiza y traicionera del amor, aquel que mata el amor de la mujer, víctima de un amor engañoso, más bien envenenado por el despecho y la traición, el amor que mata la emotividad, pero no a la persona, que comparado con el destripador que asesina, el autor nos deja imaginar, que, ambos son victimarios de la mujer: el uno la priva de su vida, el otro, de su vida emotiva “Don Juan es más cruel que Jack el Destripador: deja vivas a sus víctimas.”

Qué es la sombra, sino el reflejo del ser que lo acompaña donde va y, de la que no puede privarse. Es el reflejo de una imagen oscura, donde hay ausencia de la luz del sol. Metafóricamente, la sombra, es también el reflejo de la forma de ser y de sentir de una persona, se han expresado dichos, refranes, aforismos, con la interpretación de este fenómeno, tan inherente a todo ser vivo, el yo narrador interviene con este sentido, aun al sol, aquella personalidad solo refleja oscuridad, no posee una claridad de ideales o formas de vida: “A pleno sol, su sombra lo envuelve con aplastante oscuridad.”

Las frases irónicas risibles son las que se dejan interpretar a través de la comicidad y, al terminar de leerlas, una sonrisa, necesariamente, acompaña a la lectura, porque la intención del yo narrador es clara y comprendemos la situación a la que se refiere. Sabemos que la inspiración, tan necesaria para un escritor, puede presentarse en cualquier momento y, se debe dar rienda suelta porque, de lo contrario, esa inspiración desaparece y es muy poco lo que se pueda rescatar de ella. Claro que produce risa que, el pobre escritor soñoliento, se haya dormido, precisamente cuando la inspiración llegó.:La inspiración lo encontró en la mesa de trabajo, pero se había quedado dormido.

La mitología griega está llena de seres monstruosos feroces y que inspiran miedo, precisamente por las formas, completamente anormales y de proporciones físicas de gran tamaño, en comparación de los seres humanos, empequeñecidos y débiles, frente a esos seres gigantescos. El Cíclope, personaje de la Odisea de Homero, posee un solo ojo, permanentemente abierto, por lo que el narrador lo compara con un voyerista o ser que se complace con la observación de escenas eróticas, como parte de la misma mitología: “Con su ojo siempre abierto, el cíclope es el voyerista de la mitología.”

La música es el arte de la perfección de la sensibilidad humana porque, el ritmo que se imprime en cualquiera de los instrumentos musicales son sonidos armónicos que contagian su armonía y musicalidad y se alojan en las sienes de la emotividad e imprimen en todo el ser espiritual toda una gama de sortilegios y misterios que envuelven al alma y elevan el espíritu hacia una verdad celestial. El piano tiene dos colores, teclas blancas y negras, pero las notas que emiten no son esos colores, son colores irisados porque el ser se nutre de coloración musical que es el ritmo de la sonatina, que hace vibrar el corazón: “Del piano en blanco y negro nace una sonata de colores.”

Son muchas más las expresiones, irónicas o metafóricas que nos regala el autor con sus composiciones, tan cortas, como magistrales. Es un gran libro de la maestría en el manejo del lenguaje breve, pero elegantemente sugestivo. Me adhiero a las palabras de Eben Alexander, neurocirujano, profesor de la escuela de medicina de Harvard y escritor estadounidense, cuando dice: “La risa y la ironía son los medios que utiliza nuestro corazón para recordarnos que no somos prisioneros de este mundo, sino viajeros de paso”.

Equipo de Redacción

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