NQS, de Gladys Fuentes; por Angélica Guzmán Reque

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Angélica Guzmán Reque analiza la obra ‘NQS’ de Gladys Fuentes (Colección Digital de Microficción Femenina Breves y Contundentes, Editora BGR)

Cada momento es especial para quien tiene la visión de reconocerlo como tal”

Henry Miller

El paso del tiempo es un fenómeno que no ha sido ignorado por el ser humano, quien, a través de la ciencia, la filosofía, la religión lo ha manifestado. De hecho para nadie es sencillo, resulta siempre una manifestación tan compleja, como fascinante a la vez. Es un tema abigarrado de misterios, que está presente tanto en el mundo físico, como en la poesía y la literatura, en general.

Gladys Fuentes la autora de esta fascinante obra ‘NQS‘, expresa “Salí a la calle a perseguir el tiempo y me olvidé de empacarla. hermosa metáfora que nos recuerda que vivimos a carrera, detrás del tiempo y jamás lo encontramos porque olvidarnos atesorarla entre candados y sentires. Es ese amanecer, para luego anochecer y, así, entre esas horas interminables las manos y los pies se mueven, intranquilos, van y vienen, suben o bajan, entran o salen, pero intranquilos, siempre. De esta manera, el narrador en primera persona va reflexionando desde sus vivencias, aquellas que enmarcaron su alma, sus emociones y guarda en el recuerdo.

La sordidez de la noche que embriaga el alma hasta entorpecer el propio entendimiento. No saber quién eres, hasta descubrir la continuidad de vida y, querer retenerlos, como algo que solo es tuyo, pero entender que el tiempo no te pertenece: “No sé a dónde ir, no sé dónde queda mi casa, ¿tengo casa? Dos niños me toman de la mano y yo me dejo llevar. Daos prisa, les suplico. /Tengo miedo de que crezcan.”

La limpieza profunda de aquello que se observa, pero más que todo, se siente. Es olvidar, es perdonar, es sentirse limpia de toda nostalgia, remordimiento, inclusive rencor.

La escoba que barre sentimientos que, aunque los recuerdos permanecen, la fuerza con que un día se manifestaron va desapareciendo, es la escoba del entendimiento que la va empolvando, poco a poco, en lo profundo de la vida: “Puso patas arriba mesas y sillas, descolgó cuadros, vació estanterías, recibos, fotos y hasta recortes de entradas a cine que empezaron a formar montañas a sus pies. / Vaya, hacía tiempo que no hacía una limpieza profunda”, se dijo escoba en mano. /En su mente surgió la sonrisa de un hombre. /Le empezaron a dar arcadas. Definitivamente hay ciertos rincones que dan asco.”

¿Qué es el tiempo? Sabemos que es el transcurrir de una etapa a otra, es un momento determinado en que suceden cambios, transformaciones. Sabemos que el manejo del tiempo es una invención del ser humano y se lo hace a través del reloj y el movimiento del sol, que aparece por un horizonte y se pierde por el otro, la ausencia de luz y la claridad. Mientras vivimos en la Tierra, pero si sales fuera de órbita, el tiempo, y la gravedad, se pierden. Son los misterios que nos acompañan y que la ciencia trata de explicar: “Obedecí. /En realidad no sé por qué le cuento eso, sí, no guardo recuerdos de esa experiencia, creo que fue más bien un sueño, no me pregunte cuántos días, ni cómo reaccionó mi cuerpo, tampoco guardo en mi mente detalles, aunque sean nebulosos, solo sé que durante un tiempo estuve en un lugar en el que la gravedad no existe. /¿A ver si es una puta metáfora?”

La vida es como un bordado porque, así como los días nos regalan alegría y satisfacción, también hay días de penumbra y tormentas que producen dolor y miseria, son los enredos de colores y cortes que comparten los buenos tejidos o bordados. El revés y envés de la gran moneda de la vida. “¿De dónde viene usted? /¿Eso importa? /Claro, todo el mundo sabe que los bordados tienen dos lados, en uno todo es bello y colorido, en el otro se ven los hilos, los nudos y las malas costuras. /No, no lo sabía, Igual se puede deshacer y volver a empezar, ¿no? /El sabio se esfumó, pensando que quizás no todo estaba perdido.”

La vida, nuestras vidas son un ir y venir, generación tras generación, tiempo tras tiempo. El tiempo transcurre y es la vida del ser humano, quien le da inicio y fin, es el ombligo del universo que permite que el cordón umbilical seguirá enlazándonos con la historia que sigue llenando páginas y páginas del gran libro de la humanidad que prosigue: “Las sombras engrasan el cordón para que no se rompa. No quieren perder las pelusas que han tramado sus vidas. /Cuando la mañana va apareciendo tímidamente, deciden aflojar un poco la tensión y las pelusas se balancean, a veces se alejan un poco, pero vuelven una y otra vez. /Eso era lo que querían. Dejarlas allí, pero no abandonarlas.”

La simbología de la manzana, qué había pasado cuando Eva, en el paraíso, probó del árbol prohibido, del fruto de la manzana. Nació su conciencia de ser, perdió la inocencia y se enfrentó a su realidad. Es lo que pasa con Blancanieves, la niña inocente que, al probar la manzana, se da cuenta que tiene alojado, en su interior una cucaracha, un animal milenario, como eterno. Entonces se da cuenta que la eternidad existe y renace una nueva Blancanieves. “Al parecer ha desaparecido. /Vuelve a casa y sin renunciar a averiguar el paradero del animal, se asoma a la ventana y la ve adherida al cristal, aunque luce un tanto desteñida… ya no es la misma de siempre.”

Vivimos momentos de transición en todo sentido. Frente a una naturaleza que no cambia, es el ser humano que pretende transformarla, sin advertir las nefastas consecuencias. Vivir sin sentir, solo satisfacciones circunstanciales. ¿Hacia dónde se marchó la vida emocional? ¿Renacerá algún momento, igual que el ave Fénix, o se perderá en un anonimato de polvo, sin trascendencia? “Hoy salimos del cuarto. En este momento somos la imagen de dos desconocidos, sumamente educados, que hablan del tiempo, de las redes sociales y del último modelo de móvil a la venta. Extraemos de nuestros cerebros las frases de cajón para ocultar lo sucedido durante esos cinco días. /Es lo normal. No vayan a creer que tenemos sentimientos.”

Qué es la vida, apenas una débil vela que, pese a todo, puede iluminar su propia vida y trascender entre los suyos, entre la gente de su entorno y sonreír y ver rostros risueños y felices: “Su pabilo ahora no debe medir más que cinco milímetros (…) Chirría, parpadea, se levanta orgullosa y se hunde de nuevo, así una y otra vez. Con sus últimos ímpetus logra iluminar la ciudad, dar calor a cuerpos fríos (…), entibiar un té, (…). /Luego cae hacía la derecha, se debilita y cierra los ojos tranquilamente.” Y, cuándo se siente libre, cuando se reconoce a sí mismo y sabe quién es, y, volver a germinar en una nueva semilla para volver a recorrer el camino que, quizá ya recorrió, pero ha olvidado por completo: ”Una nueva vida dirían los optimistas, pero no, no lo es, es un trecho que me falta por recorrer, un camino para llegar donde el amor me está esperando con una sonrisa en los labios. /Según el mapa, el cementerio está a dos calles.”

El gran científico Albert Einstein, nos dejó esta hermosa frase: “Solo hay dos maneras de vivir tu vida. Una de ellas es como si nada fuera un milagro. La otra es como si todo fuera un milagro” Empecemos a vivirla.

Equipo de Redacción

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