Empezamos el día con Gabriela Cabezón Cámara; por Esther Abellán
«Cuando se abre la conciencia a la muerte o la muerte a la conciencia algo se abisma en el centro del ser, se fisura de nada y la nada lacera más que la tortura, en el sentido de que angustia, asfixia, obsede y sólo se puede desear que cese».


“Me dolía la muerte, la de él y la mía y la de mi hija que todavía no estaba viva en sentido estricto, que no había nacido quiero decir, me dolía todo: cuando se abre la conciencia a la muerte o la muerte a la conciencia algo se abisma en el centro del ser, se fisura de nada y la nada lacera más que la tortura, en el sentido de que angustia, asfixia, obsede y sólo se puede desear que cese.”
De «La Virgen Cabeza»
Gabriela Cabezón Cámara (San Isidro, Argentina ,1968)