Empezamos el día con Isel Rivero
«El horizonte luce siempre lejano e inofensivo»

Olé Libros. Fotografía de Montserrat Boix
«Es rosado el matiz del amanecer.
Los automóviles corren veloces en la confusión del día que comienza.
Los hombres se miran en el mar y gesticulan.
Comenzamos con el ascendente giro del sol.
No hay nube ni presagio de lluvia.
El horizonte luce siempre lejano e inofensivo.
Las fábricas se apilan contra las lomas,
Nos puede parecer todo esto que vemos, un débil escorzo a creyón.
El horizonte luce siempre lejano e inofensivo.
Las fábricas se apilan contra las lomas.
Nos puede parecer todo esto que vemos, un débil escorzo a creyón.
Desde este orgulloso edificio que tiene 18 pisos, 12 elevadores y más de 500 oficinas
donde se apilan los cuerpos con instinto de hormiga
podemos desplegar nuestros sentidos frente a la hermosa recopilación de
casas que son construidas, amontonadas y cuidadas por brazos gigantescos,
y disfrutamos de ellos, solo bajando nuestras pupilas
apretándonos al cristal verde de las ventanas
y sosteniendo la respiración para no empañar la transparencia.
Desde este junco gris
duro
sin flexibilidad a los vaivenes del tiempo
podemos
en nuestra enorme insignificancia
agradecer el panorama urbano con sus posibles resortes de belleza«.
de «La marcha de los hurones»
Isel Rivero (La Habana, 1941)