«Yo no soy bonita ni lo quiero ser» de Elisa de Armas; por Angélica Guzmán Reque

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Angélica Guzmán Reque nos acerca a la obra de microficción femenina de Elisa de Armas, «Yo no soy bonita ni lo quiero ser»

Elisa de Armas

Una mujer es como un saquito de té: nunca sabrás lo fuerte que es hasta que la metes en agua caliente”

Eleanor Roosevelt.

La desigualdad de género, en cuanto al injusto trato, es un problema que afecta a la mujer, en todo el mundo, de distintas formas y en ámbitos diferentes del diario vivir, sea en el hogar, la escuela, el trabajo, la calle o la relación social.

Con la autora Elisa de Armas y su expectante libro Yo no soy bonita, ni lo quiero ser encontramos reflexiones, a través de sus microcuentos que relata vivencias en emblemáticas situaciones, como espirituales, cuentos del quehacer diario de las mujeres. Unas felices, otras no tanto, pero historias al fin.

La mujer de nuestro tiempo, como de todos los tiempos ha sido y es admirada y es vituperada, pero nunca ha dejado de ser el centro de atención donde vaya y donde esté. Unas veces porque se impone con su belleza y señorío, otras por su sencillez, también por la gracia de su personalidad, por su carácter irónico y alegre, por sus palabras, por su forma de vestir, etc. etc. También por lo que nos dice la autora: Y porque nunca está de más seguir proclamando que cada una de nosotras debe poder escoger su destino y, una vez elegido, decidir sin que nadie le regale nada si compra un pasaje, empuña el remo o maneja la vela con la que sortear los vientos para que no la arrastren a su antojo. la libertad de ser, de elección, de actuación, nunca impuesto por nadie, antes bien, consensuado. Históricamente, las mujeres estuvieron sometidas a la voluntad de los varones por motivos culturales, sociales, religiosos e, incluso la ley, dictada por varones y para el capricho de ellos. Esta situación empezó a cambiar a principios del siglo XX, con manifestaciones civiles de mujeres.

Las mujeres, casi siempre somos soñadoras, vivimos pensando que la vida no siempre es como lo hubiésemos querido ser, anhelando más y más, la conformación no es parte nuestra porque si se pudo conseguir algo, podría ser el principio de algo superior, así: “Ella quería una vida de cuentos de hadas. Que después de cada final feliz, se abriese un nuevo «érase una vez».”

Es la mujer liberada y que ama la libertad de imponerse, de pensar que puede cambiar el mundo, que la etapa de esclavitud se quedó en los años que ya pertenecen al pasado, están en el canastillo de los archivos. Ella puede y debe contagiar de ese espíritu liberador a todas las que le escuchan porque el mundo de hoy es de la mujer:” Dos horas más tarde volví a verla en el túnel norte, segundo nivel de profundidad. Una hormiga sargento estaba comunicándole que, dado su carácter levantisco, debía abandonar el área de alimentación de larvas, a las que podría contaminar con sus ideas subversivas, y pasaba al área de defensa, sector oriental, en primera línea de batalla contra los ejércitos de la colonia enemiga.” Si bien, en la actualidad, las leyes internacionales reconocen la igualdad y el derecho de hombres y mujeres, en igualdad de condiciones, sin embargo, todavía no hay una libertad plena y son muchos los organismos y Estados, donde no se reconocen sus derechos de libertad de expresión y es coartada en sus intereses. Nos dice Nelson Mandela, activista y expresidente de África: “Ser libre no es solo deshacerse de las cadenas propias, sino vivir de una forma que respete y mejore la libertad de los demás”

La mujer, en general, detesta la rutina, ha roto los estereotipos de mujer madre o mujer esposa, que la obligaban al silencio y la resignación, han sido sepultados para siempre. Hoy vive otra realidad, son nuevos roles que va experimentando, practicando en todos los ámbitos de su vida: en lo social, familiar, cultural, político, inclusive. Ella vive toda una revolución cultural, que de manera vertiginosa se va extendiendo por el mundo entero y, Elisa, la autora lo expresa muy bien en este micro cuento: Diez años después solo deseaba volver a ser durmiente. Y que la despertara otro.

La autora ejemplifica muchas maneras de actuar y de ser, frente a la sociedad, casi nunca, frente a sí misma porque, desde tiempos inmemoriales, las mujeres vivíamos bajo las determinaciones de los hombres.

Así con referencia al comportamiento moral y de “honradez” se determinaba, casi exclusivamente por su conducta sexual, de forma inversa a la honra del hombre que, dependiendo del estrato social, la mujer gozaba de mayor o menor permisividad respecto de su conducta. Las virtudes de una mujer honrada era , generalmente, la sumisión hacia los hombres, sobre todo del marido y de los hombres de la familia. Debemos saber que el matrimonio es un contrato que firmamos, el amor es un sentimiento que sentimos, completamente exento de cualquier imposición. Elisa, expresa el cuento de la Semilla y nos dice: “¡En esta tierra desolada! Sin duda era obra del maligno, hubo que ordenar a los fieles que lo descuajaran. No somos responsables de que, en su celo purificador, apedrearan a la extranjera. Perdió un ojo, por eso oculta su rostro con un velo, y en su tienda, de noche, dejaron de oírse risas. Entonces decretamos que las mujeres honradas no pueden plantar árboles. Solo por evitar nuevas desgracias.” Una metáfora, muy bien atribuida a la hipocresía que se vive en medio de una sociedad permisiva y seleccionadora de virtudes de conveniencia.

La epopeya es una composición literaria donde se cuentan las hazañas de personajes legendarios y heroicos que forma parte del origen de estirpe. La mujer, personaje legendario de la historia de la humanidad ha sido y es un ser heroico, en todo sentido. Ella ha sido y es la que maneja muy bien el hogar, la que corre de un lugar a otro en busca de alimento, bienestar, ella es una verdadera bruja, la que maneja el misterio y la magia del equilibrio conyugal, donde, por efecto de magia se producirán milagros para que esa maquinaria sigue funcionando, es lo que nos dice, la autora, en el microcuento: Epopeya: “enfrentarse al severo tutor de Javi, el de ánimo inquieto, y demandar clemencia para que no expulse a su vástago otra vez del instituto; suplicar a Rosi, de tierno corazón, que le venda de nuevo de fiado; aderezar la grasienta carne con esmero, disponerla junto a una crátera de añejo vino y un habano que guarda desde la boda del hijo de su hermana; compartir el banquete con su Antonio, acompañarlo al tálamo y, una vez satisfecho tras la siesta, comunicar al del vivo genio que su niña, Purita, la de ojos de novilla, está preñada de cinco meses.”

Como se ve, la escritora Elisa de Armas, nos proporciona una serie de microcuentos de gran contenido femenino y social. Querido lector, seguro encontrarás con reflexiones que, en medio del humor, característica en ella, nos involucra en historias que los encontramos en nuestro propio hogar o, en el de nuestro entorno, pero reales en la vida de la mujer, quien vive anhelando su propia libertad de acción y de voz. Gracias por las reminiscencias, de manera literaria que son las mejores para pensar y contribuir al cese de esas arbitrariedades, aunque bien dice Elisa, la historia prosigue de generación en generación:” Aquí yacen una niña tímida, una adolescente confusa, una joven irresponsable, una mujer segura de sí misma y una anciana desmemoriada que compartieron algunos recuerdos.” Betty Friedan, feminista estadounidense, nos dice “Es más fácil vivir a través de otra persona que completarse a sí mismo. La libertad para dirigir y planificar tu propia vida es aterradora si nunca te has enfrentado a ello antes. Es aterrador cuando una mujer finalmente se da cuenta de que no hay una respuesta a la pregunta “¿quién soy yo”, excepto la voz dentro de sí misma”.



Equipo de Redacción

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