Una semana, un poeta…Fernando Pessoa; por Fran Picón

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Fernando Pessoa fue, junto con Sá Carneiro, uno de los introductores en su país de los movimientos de vanguardia en Portugal.


Fernando Pessoa nació 13 de junio de 1888, en Lisboa.

Su padre murió víctima de la tuberculosis, cuando Fernando tenía cinco años, pero otro suceso trágico marcaría la infancia del poeta, ya que su hermano Jorge falleció al año siguiente sin cumplir un año. La madre se vio obligada a subastar parte de los muebles y la familia se mudó a una casa más modesta. La madre contrajo segundas nupcias con el comandante João Miguel Rosa, cónsul de Portugal en Durban, y allí transcurrió el resto de la infancia del escritor, donde recibió una educación británica. Sus primeros textos y estudios fueron redactados en ese idioma. En 1899 ingresó en la Durban High School, fue uno de los primeros alumnos de su promoción. Su hermana Henriqueta murió a los dos años de edad.

En 1901 la familia partió a Portugal. En la capital portuguesa nació João Maria, cuarto hijo del segundo matrimonio de la madre de Fernando Pessoa. La familia viajó a la isla natal de la madre, la Isla Terceira, en las Azores.

El futuro padre de las letras portuguesas decidió permanecer en Lisboa cuando el resto de la familia se trasladó de nuevo a Durban, y regresó solo a Durban para matricularse en la Commercial School. En 1903 se presentó a las pruebas de ingreso para la Universidad del Cabo de Buena Esperanza. Terminó con éxito sus estudios en Sudáfrica tras realizar en la Universidad el Intermediate Examination in Arts. Regresó definitivamente a la capital portuguesa, solo, en 1905, para residir en la casa de su abuela Dionísia.

Pessoa seguía escribiendo poemas en inglés y en 1906 se matriculó en el curso superior de letras de la Universidad de Lisboa, que abandonó a causa de una huelga estudiantil, sin siquiera haber terminado el primer año. Es esta época entró en contacto con importantes escritores de la literatura portuguesa, en especial la obra de Cesário Verde. En Agosto de 1907 murió su abuela Dionísia, dejándole una pequeña herencia. Con ese dinero montó una modesta imprenta, que rápidamente quebró, con el nombre de Empresa Íbis — Tipografía Editora — Oficinas a Vapor. A partir de 1908 se dedicó a la traducción de correspondencia comercial, trabajo que realizará a lo largo de toda su vida.

Inició su actividad de ensayista y crítico literario con la publicación, en 1912 en la revista Águia.

Empezó a traducir y a escribir para la revista de vanguardia Orpheu (1915), Atena (dirigida por él mismo), Ruy Vaz (a partir de 1924) o Presença (en 1927). Su primer libro de poemas, y el único publicado junto con Mensagem, Antinous, apareció en inglés en 1918. Su primera obra en portugués, el poema patriótico Mensagem, única que publicó en vida, no apareció hasta 1933.

Murió el 30 de noviembre de 1935, en el Hospital de São Luís dos Franceses, en Lisboa.

Fernando Pessoa fue, junto con Sá Carneiro, uno de los introductores en su país de los movimientos de vanguardia en Portugal. Aunque en vida tuvo cierta relación con los círculos literarios, a través de las revistas de la época, su obra no fu publicada hasta después de su muerte, a excepción de Mensagem. Además de su poesía su anotaciones publicadas con el título de Libro del desasosiego, son parte de una obra que ha devenido fundamental para el siglo veinte y que se ha desvelado de una profunda modernidad. La creación de los heterónimos marcó a partir de 1914 su obra. Los heterónimos fueron diversas personalidades que acuñó el poeta, no pseudónimos, sino auténticas personalidades creativas distintas de las cuales las más destacadas fueron: Ricardo Reis, Álvaro de Campos y Alberto Caeiro, para quienes inventó estilos literarios propios.

Pessoa también tuvo un enorme interés por el ocultismo y el misticismo, especialmente por la masonería y los Rosacruces, fue admirador de la obra del excéntrico ocultista inglés Aleister Crowley.

BIBLIOGRAFÍA

Antinous, 1918

Mensagem, 1933

Póstumamente:

I-Poesías, 1942, de Fernando Pessoa

II-Poesías, 1944, de Alvaro de Campos

III-Poemas, 1946, de Alberto Caeiro

IV-Odas, 1946, de Ricardo Reis

V-Mensajes, 1945

VI-Poemas dramáticos

VII y VIII-Poesías inéditas

Libros del desasosiego (1982)

El banquero anarquista


POEMA EN LÍNEA RECTA (Heterónimo Álvaro de Campos)

Nunca he conocido a nadie a quien le hubiesen molido a

palos.

Todos mis conocidos han sido campeones en todo.

Y yo, tantas veces despreciable, tantas veces inmundo,

tantas veces vil,

yo, tantas veces irrefutablemente parásito,

imperdonablemente sucio,

yo, que tantas veces no he tenido paciencia para bañarme,

yo, que tantas veces he sido ridículo, absurdo,

que he tropezado públicamente en las alfombras de las

ceremonias,

que he sido grotesco, mezquino, sumiso y arrogante,

que he sufrido ofensas y me he callado,

que cuando no me he callado, he sido más ridículo todavía;

yo, que les he parecido cómico a las camareras de hotel,

yo, que he advertido guiños entre los mozos de carga,

yo, que he hecho canalladas financieras y he pedido prestado

sin pagar,

yo, que, a la hora de las bofetadas, me agaché

fuera del alcance las bofetadas;

yo, que he sufrido la angustia de las pequeñas cosas

ridículas,

me doy cuenta de que no tengo par en esto en todo el

mundo.

Toda la gente que conozco y que habla conmigo

nunca hizo nada ridículo, nunca sufrió una afrenta,

nunca fue sino príncipe – todos ellos príncipes – en la vida…

¡Ojalá pudiese oír la voz humana de alguien

que confesara no un pecado, sino una infamia;

que contara, no una violencia, sino una cobardía!

No, son todos el Ideal, si los oigo y me hablan.

¿Quién hay en este ancho mundo que me confiese que ha

sido vil alguna vez?

¡Oh príncipes, hermanos míos,

¡Leches, estoy harto de semidioses!

¿Dónde hay gente en el mundo?

¿Seré yo el único ser vil y equivocado de la tierra?

Podrán no haberles amado las mujeres,

pueden haber sido traicionados; pero ridículos, ¡nunca!

Y yo, que he sido ridículo sin que me hayan traicionado,

¿cómo voy a hablar con esos superiores míos sin titubear?

Yo, que he sido vil, literalmente vil,

vil en el sentido mezquino e infame de la vileza.

Equipo de Redacción

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