Un Museo para Jane; por Maite Martín

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Mayte Martín, escritora y periodista española, le hace un homenaje a la pintora Jane Millares y, de paso, hace una justa reivindicación para que la creación pictórica de Jane no caiga en el olvido.


Amanecía en Madrid cuando me llegó la noticia. No esperábamos que fuera tan pronto a pesar de sus 94 años. No deseábamos que fuera tan pronto, como no se desea la muerte de las personas cercanas o admiradas.

Jane entró en mi vida hace unos años, pocos años atrás. Cuando era adolescente no valoraba lo nuestro, ni mucho menos la canariedad. Me fui a estudiar a Madrid y sucumbí a la gran ciudad. No fue hasta años más tarde a mi regreso cuando empecé a ser consciente de todo lo que nos rodea, del talento que tenemos en las islas.

Cuando Martina Villar, compañera escritora y amiga, me propuso escribir un libro de relatos con la obra pictórica de Jane Millares, ni lo pensé. Tres motivos me impulsaron a aceptar el reto: mi amistad y confianza en la pluma de Martina, mi deseo, pasión y vocación de escribir, y adentrarme a leer e interpretar ese mundo de la obra de Jane desde mi visión aficionada al arte.

No voy a hablar de la Jane artista, de la que tanto hablan ahora en las redes, en prensa, o en público. Quiero hablar de la madre, de la mujer, hermana, hija, esposa. De esa mujer que me ha transmitido con su obra amor, nostalgia, inquietud, reivindicación femenina, tierra, mar, aire, sal, naturaleza viva y resquicios que se cuelan por cada poro de sus colores, de su entrega, más allá incluso de aquellas obras en blanco y negro que tanto admiro. Jane refleja en su obra el trabajo de tantas mujeres, arrojo, tesón, lucha, veo en sus cuadros a mi abuela, a mi madre, mis tías, el hambre, el frío, la enfermedad.

Escribir 18 relatos no me costó nada, interpreté con palabras lo que sentía, lo que veía en cada trazo, lo que la luz y el color transmitían al mirar y remirar cada una de las que fueron cuidadosamente seleccionadas por su hijo Michel Jorge Millares y Laura García Morales, historiadora y biógrafa, especialista que incluso ha comisariado alguna de sus exposiciones. Este libro me dio la oportunidad de acercarme más a su obra, a mirar de cerca todas esas dificultades, a sentirme más solidaria, si cabe, con las mujeres. Empatía que Jane sin duda sintió al reflejar ese mundo rural, la tierra, el agua, la maternidad, el dolor, la vida.

Cuando fui a Madrid a la Feria del Libro tras el confinamiento, llevé este libro con orgullo. Libro que además se presentó en la biblioteca municipal Eugenio Trías en el Retiro, y al ver las caras de entusiasmo de quienes no conocen las islas, me convenció aún más de la necesidad de que Jane tenga un Museo propio, un espacio, que bien podría ser en su barrio natal de Schamann.

Jane merece ese reconocimiento que jamás se le ha dado, a pesar de los premios y las exposiciones. Jane siempre ha vivido a la sombra de sus hermanos y Jane es una mujer transcendental en la cultura de las islas. Jane merece ese hueco, merece hoy más que nunca ser recordada como lo que fue, por su obra, por la aportación de su trabajo indigenista, de las pocas mujeres que a base de ensayo y error, que con cuatro hijos y una familia víctima de la persecución franquista, rodeada de artistas y de un maravilloso y envidiable contexto cultural, hizo de su pasión una reivindicación pura y dura.

Ahora desde estas letras pido, exijo, ruego que Jane tenga su propio Museo. Su obra debe ser expuesta, valorada, tenido en cuenta, el gobierno canario debe incluirla en sus anales, su obra debe cruzar fronteras. Ella fue de las primeras en exponer en solitario, no pudo salir de las islas. Martina Villar y yo hemos aportado un granito de arena para sacarla en un pequeño libro editado por Mercurio, una aventura que Jorge Liria aceptó y que ahora camina por el mundo.

Dejo aquí un trozo de texto de Martina con su respectiva obra y otro mío, donde junto a la foto que hizo Nacho González Oramas en el estudio de su casa en 2010, hago este llamamiento para conocer su obra, este grito de esperanza para que su museo se haga realidad.


FIN DE MES

No es fácil ser mujer, no. Mientras unos debatían el siglo pasado la necesidad de la educación femenina, primero hubo que reconocer el derecho de acceso a la misma. Después, que se nos impartiera en el mismo grado y nivel que a los hombres. Y ya por último, ni qué decir con respecto a que se nos remunere por las aptitudes que nos han dejado adquirir. Pero poco rentable le salimos a los gobernantes si tenemos que salir de casa para ir a la escuela. ¿Quién va a hacer las labores domésticas, salir al campo a labrar, cocinar y criar a los hijos? Bastante tenemos ya con que el cura nos haga estudiar catecismo. Muchas de nosotras no sabemos ni leer ni escribir, hacemos las cuentas que podemos, pero el párroco nos obliga a memorizar los sacramentos, los mandamientos y no sé qué cosas más. Yo ya rezo por llegar a fin de mes con los cuartos que trae el marido a la casa. El gofio y la harina no han de faltar. Puedo hacer pellas para comer con las papas y algún majado si tenemos aceite; potajitos de berros, de lentejas conejeras que compro en la tienda de aceite y vinagre; los estofados en días de fiesta mayor si hay algo de carne; el pescadito que nos trae el vecino de San Cristóbal algunos viernes cuando sobra de la venta en la cofradía… el cura nos habla de las ofrendas al Pino, y ya estoy temiendo que llegue septiembre porque habrá que darle parte de la recolecta. Iremos caminando a Teror, alguna podrá ir en carreta. Casi siempre las mismas, todo hay que decirlo… ¡Ay Bendito sea Dios!, yo aquí sin dejar de pensar en mis cosas y la casa sin fregar. Menos mal que la comida está hecha.


Mayte Martín


ENTRE NOSOTRAS

Mientras mi amiga, mi hermana, mi cómplice, mi compañera de fatigas y mi cajón de secretos; mi confesionario, contempla un día más la árida tierra y las espinas de los tunos, yo miro al mar. Pese a que le cuento de mis sueños y mis ganas por viajar, ella parece aferrarse a esta puerta diaria de la rutina… ¡Y me mata!


Martina Villar

Equipo de Redacción

1 pensamiento sobre “Un Museo para Jane; por Maite Martín

  1. La primera mujer qué escribió sobre Jane Millares fui yo en Mujer y cultura en Canarias Gobierno de Canarias 2010, y anteriormente el 2002. Luego en Mujeres en la isla. Enhorabuena Mayte por el artículo

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