Un pez fantasma en una alberca sin agua, por Odalys Interián Guerra
La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende por su calidad de incandescencia, diría Aldo Pellegrini. Algo así ocurre cuando nos acercamos a la poesía de Andrés E. Díaz Castro: sus poemas iluminan intensamente la imaginación, con fulgor propio.