Rodrigo Lira un manipulador del lenguaje más que un poeta. Selección de poesía.

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Rodrigo Lira fue un poeta chileno que continuó, extremándola, la línea abierta por Nicanor Parra y Enrique Lihn.​ Abunda en sus textos el uso de la ironía, la experimentación con el lenguaje, la intertextualidad, la crítica y un humor particularmente negro, del que todos son víctimas, incluso él mismo. Hoy presentamos una selección poética de este poeta de culto.

para la galería imaginaria 

Que el verso sea como una ganzúa
Para entrar a robar de noche
Al diccionario    a la luz
De una linterna
               sorda como
Tapia
     Muro de los Lamentos
Lamidos
     Paredes de Oído!
     cae un Rocket        pasa un Mirage
     los ventanales quedaron temblando
Estamos en el siglo de las neuras y las siglas
                                  y las siglas
son los nervios, son los nervios
El vigor verdadero reside en el bolsillo
                                        es la chequera
El músculo se vende en paquetes por Correos
la ambición
           no descansa la poesía
                          está c
                               ol
                                 g
                                 an
                                  do
en la dirección de Bibliotecas Archivos y Museos en Artí
culos de lujo, de primera necesidad,
         oh, poetas! No cantéis
a las rosas, oh, dejadlas madurar y hacedlas
mermelada de mosqueta en el poema


Porque escribo estoy así Por
Qué escribí porque escribí ′es
Toy vivo′, la poesía
Terminóo con-
        migo.
             huero V a c u o
        gastado e in-nútil  ejer-
Cisio: «el adjetivo mata, Matta…!’
Fri-volidad  ociosa, tediosa y
Esporádica
          -hasta un cierto punto:
                                ;
   sobrevivo a una muerte
   que podría vivirse. Ademáas,
la poesía
Me abandona a medio día
                       ;
                        cuando escriba,
no conduzca no
Corra: poesía hay en todas partes
Sólo para n o s o t r o s mueren
todas las cosas      el Sol:
                bajo        nada
Nuevo: decadentismo de tercera
Mano a mano hemos quedado
 a o a  a o    o      a o
                       los poetas
                             e
son unos pequeñísimos reptiles:
ni alquimistas ni
                 albañiles ni
andinistas: bajaron del monte
Olimpo, cayeron de la montaña
Rusa se sa-
caron la cresta paaalabaraa
en la noche ya nada.
   en la noche ya nada
         está en calma Poetry
May be Hazardous (1) to Your
Health
       ¡Oh, Poesíiah!
       Il nostro
Ayuntamiento
                   k
                a c a b a/
                a    a

(1) Can Seriosly Damage (it
  was determined so  later than
        the statement quoted supra )


el super poeta zurita se pasea
como un cristo bizantino por las calles de santiago
con el habla   (mordiéndose la lengua)
casi perdida
     erguido
el superpoeta es objeto, o tal vez víctima,
    por dos veces
de sendos artículos en la dominical columna
    del padre valente, crítico literario
del diario el mercurio, periódico serio observe las aliteraciones que giran en torno
                                                                           a la r
no sólo es poeta, el superpoeta zurita
      además, lo parece
se alucina se ilumina  le observa el aura a la geografía de la faja
      utopifica , como quien dice/ de alguna manera/
       el superpoeta zurita
Se yergue a mayor altura que el cristo
de elqui de parra, el zuper poeta surita


                   zurita                           zurita
                   atiruz                           atiruz
                   neruda                           neruda
                   aduresn                          aduren


Se pajea/ se quema y se t ajea/ las mejillas. Se deja barba.

i     Proposición hipotética:
      el superpoeta zurita no es un Despierto, está dormido
ii.i  de facto
      penetro en el campo visual y auditivo del superpoeta zurita
ii.ii corolario: el superpoeta surita parece que me percibe
iii.  quod erat demostrandum :

                              mansa pesadilla!

autocrítica :
este es un chiste a la manera de la violentada y dispersada promoción
poética nacional de los años 60 (cortito)

En recreando a goya/ instituto goethe/ámbito literatura inaugura
coincidentalmente con altamirano (ámbito plástica) una nueva
forma de producción artística mediante la entrega de documentos,
bajo el título de ‘¿Cuáles son los Soportes? ¿Cuáles son los Pro-
yectos? ¿Cuál es la Obra? /MEIN KAMPF’
Observamos aquí una coincidencia que nos resistimos a creer casual entre el lenguaje
en que están escritas, en ese título, las palabras en alta (mayúsculas) y el contexto
ambiental en que se realizara el evento en que el documento se entregara.


A la Gente Pobre se le comunica
Que hay Cebollas para Ella en la Municipalidad de Santiago.
Las Cebollas se ven asomadas a unas ventanas
Desde el patio de la I. Municipalidad de Santiago.
Tras las ventanas del tercer piso se divisan
Unas guaguas en sus cunas y por las que están un poco más abajo
Se ve algo de las Cebollas para la Gente Pobre.
Para verlas hay que llegar a un patio
Al patio con dos Arboles bien verdes
Después de pasar por el lado de una como jaula
Con una caja que sube y baja
Después de atravesar una sala grande con piso de baldosas
Y con tejado de vidrio
Con unas señoritas detrás de unos como mostradores
Después de subir unas escaleras bien anchas
Después de pasar unas puertas grandes
En la esquina de una plaza que se llama
‘de Armas’, en la esquina del lado izquierdo
De una estatua de un señor a caballo, de metal,
Con la espada apernada al caballo
Para que no se la roben y hagan daño.
Ahí, debajo de las ventanas con las guaguas,
Están las Cebollas.
No sé si podra conseguir
Unas poquitas.
El caballero que maneja
El ascensor ese, con paredes de reja.
Me dijo que eran
para la gente pobre.
Después, dijo algo del Empleo Mínimo.
Yo tenía que irme luego a comprar un plano de Santiago
y una máquina de escribir.

(sucedido y escrito en junio de 1979).


Sala de un hospital, amplia y sombría,
el doctor ordenaba con imperio,
y de una úlcera, al ver la rebeldía
al practicante le pidió el cauterio.

Enrojecido lo acercó al paciente
sin preocuparse de su suerte aciaga;
el miserable se agitó imponente,
lanzó un rugido, y se extirpó la llaga.


Los que cumplís la terrenal condena
de ser mirados con escarnio y mofa,
si halláis a vuestro paso la gangrena
sangrienta y ruda, formulad la estrofa.

Como el doctor, sin escuchar el grito
de rebelión y de dolor que estalla,
quemad con vuestros cantos al maldito
aunque ruja y blasfeme la canalla.


La figura de Rodrigo Lira mantiene hasta hoy cierto carácter de mito que, muchas veces, impide valorar su obra. Sin embargo, su labor creativa expresa uno de los más interesantes caminos seguidos por la poesía chilena en el último tercio del siglo XX, sintetizando y extremando los caminos abiertos anteriormente por poetas como Nicanor Parra y Enrique Lihn. El rescate e introducción del habla y de lo coloquial en el discurso poético, la utilización de un humor punzante y negro en el interior de la obra, y la constante del factor intertextual, por mencionar sólo algunos de los puntales sobre los que se sostiene la obra de Lira, componen una creación que quebró la continuidad de una tradición poética enmarcada en la opresión objetiva y subjetiva en que se encontraba Chile durante la dictadura. Al mismo tiempo, marcó un momento de inflexión de la tradición, que le permitió a ésta seguir generándose a partir de ese momento.
Lira se consideraba a sí mismo más un «manipulador del lenguaje» que un poeta, de lo que dan cuenta muchas de sus obras, marcadas por la permanente experimentación lingüística y gráfica. Sus textos, que circularon en infinidad de fotocopias que se iban pasando de mano en mano, estaban llenos de juegos tipográficos e imágenes, que cumplían en la obra una función tan importante como las continuas referencias bibliográficas a autores y obras, y la utilización de los diversos idiomas que Lira manejaba gracias a sus múltiples estudios universitarios en lingüística, literatura y otras áreas, generalmente inacabados.
Rodrigo Lira manifestó tempranamente sus aptitudes artísticas y literarias, ingresando a la Universidad Católica en 1966 para seguir estudios en diversas facultades de esta casa de estudios. Durante el gobierno de la Unidad Popular Rodrigo Lira trabajó esporádicamente en la Editora Nacional Quimantú, de propiedad estatal, escribiendo cuentos infantiles. En 1971 se le diagnosticó la esquizofrenia que lo acompañó el resto de su vida, y que marcó fuertemente la imagen que se construyó de él.
En 1975, después del golpe de Estado, Rodrigo Lira regresó a estudiar, esta vez en la Universidad de Chile. De esos años son la gran mayoría de los textos póstumamente publicados en Proyecto de obras completas (1984), coincidiendo también con los momentos de mayor intensidad de su labor poética, asociada a concursos y lecturas realizadas en los campus universitarios, y a actividades relacionadas con la Agrupación Cultural Universitaria.
Tras su suicidio, la figura de Rodrigo Lira fue adquiriendo las características de un poeta de culto, principalmente por el carácter «maldito» que se le quiso adjudicar a él y su obra, realizándose algunos estudios y numerosas notas de prensa referidas al poeta. Sin embargo, su poesía ha comenzado a independizarse del mito, mostrando todo su valor e importancia. Como señala Enrique Lihn en el prólogo de Proyecto de obras completas, «si el objeto de la poesía no fuera el de consolarnos y hacernos soñar, sino el de desconsolarnos, manteniéndonos desvelados, Rodrigo Lira tendría el lugar que le reservamos en el Olimpo subterráneo de la poesía chilena, antes que en el escenario de la reconciliación».
Tomado de Memoria Nacional Chilena


Equipo de Redacción

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