Poemas de Emilio Pedro Gómez

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Te presentamos seis poemas de Emilio Pedro Gómez.

Emilio Pedro Gómez

SAN MARTÍN DEL SILENCIO

El alma de esta casa
entregada al hayedo
los prados de la Cuasta y al pinar
(su toquilla de robles a la espalda) …
el alma de esta casa se ha hecho nuestra:
aquí somos muy l e n t a m e n t e
-desconocida sensación de estar creciendo-
aquí la intimidad es atrevida
nos florecen abstractos, anchos, síes
nos decimos sin voz
nos conmigamos
tú en la paz del Turbón hospitalaria
yo en la niebla que roba los queixigos.

Y la casa se adentra en el paisaje
(nosotros adentrados en la casa)
aparecen los tús que más me gustan:
flotante, embelesada, temblorosa…

Si nací para algo
por descubrir un quién
en algún sitio
el lugar de la cita es esta casa
en plenitud de soledad, contigo.


El olvido
inventó la nieve

el silencio
le otorgó su mudez

la ternura
la hizo moldeable
a todos los relieves de este mundo

el frío
la volvió fuerza transparente

y la nieve dio cuerpo
al alma de la luz.


No padeceré la enfermedad… del que se sienta oscuro a esperar su tristeza

Juan Carlos Mestre

Me he convertido en nube laboral
que no sabe volverse del revés
como la espalda de la luna
o el rostro de mi padre en el espejo.

Me he convertido en cueva cubierta por los líquenes
de la infelicidad del pájaro que no aprendió a volar
ni a recorrer la luz con pies descalzos.

Me he convertido en mapa de los vientos
vuelto a la gratitud de los otoños
cuando ceden sus hojas al vacío de los acantilados.

Me he convertido en la palmera más alta de sí misma
que solo alcanza a divisar el humo de los valles perdidos
la rama que al caer filma el mármol de las respiraciones
y hace estallar el espejismo de lo inmenso
en un paréntesis de asfalto.

Quien nunca en nadie quiso ejercer su poder
se ha convertido en siervo de la desconfianza
pelea con sus dudas a la luz de una vela sin entablar combate
ni conmover los viejos puentes libertarios
sobre las jerarquías del dolor.


y se quedó esperando para siempre

César Simón

Ahora que no estás
nunca me faltas.

Sucedes a través
de lo desconocido:
el átomo infinito
la dulzura sin dueño…

Has dejado en mis manos
un hueco de paloma
que respira.


Cada día un poco menos             
poder…                                    
Pedro Provencio

Este abedul tan joven
¿conseguirá escalar
el cielo herido?

La curva de la senda
rompe el viento
anidado en sus ramas. 

“Huye
antes de ser talado.”

Cada árbol
comienza a ser
un disidente.


Para mi nieto

Procuro acariciar
tu delicada libertad de confundirte
 
no evitarte rasguños
y fronteras
que te haces al crecer
 
domar mi afán de protección…
 
no vaya a lastimarte
para siempre.


DESPEDIDA

Con la edad uno se siente inacabado.

Juan Kruz Igerabe

Tras un sereno adiós
como una nieve lenta
diluyéndose
entre quienes me aman
que me lleve la tierra
de una sola vez
sin sobresaltos.

Que sea convertirse
en lo que nutre a las palabras
de transparente carne y hueso
y aprenda a leer de golpe
zurciendo abismo con abismo
un cielo en blanco.

Tal vez
morir sea despertar
hacia adentro del sueño
cerrar la cicatriz
de lo perdido.

Equipo de Redacción

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