Poemas de Consuelo Jiménez de Cisneros

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Te presentamos cinco poemas de la escritora Consuelo Jiménez de Cisneros.

NACÍ EN UNA LEJANA PRIMAVERA

Nací en una lejana primavera
que rebosaba rosas y sonrisas
y me acunaron las marinas brisas
de una luz levantina lisonjera.

Crecí y adiviné que primavera
pasaría con ruidos y con prisas
acumulando lágrimas y risas
en un caos extraño. No es lo que era

aquella primavera soñadora,
aquella niña siempre reidora,
la herida abierta de algo incomprensible.

Pero la primavera sigue puesta
de pie y levanta su cabeza enhiesta
detrás de cada invierno inconmovible.


VUELO A LAS ESTRELLAS

Irme del todo
cuando no quede nada
que me ate a la tierra enamorada.

Irme al inmenso azul de las estrellas,
el viaje que he soñado desde que era pequeña.

No tengo miedo
de alzar el vuelo.
¿Quién teme al aire?
¿Quién teme al cielo?

Y aunque no hubiera cielo,
seguiría empeñada en los mismos empeños.

La muerte será una mano
que Dios lanza desde lejos
y sobre la cual apoyo
la frente cansada y duermo.


SOMOS ISLAS

Somos islas
en un mar infinito
sin puentes.

Compartimos el sol estremecido,
las estrellas veloces,
la lluvia persistente.

Esta tremenda soledad cercana
de sentirse archipiélago.


ESCRITO ESTÁ EN MI ALMA VUESTRO GESTO

Escribir es la única forma que tengo de amarte.
Para eso me sirven las palabras.
Para llevarme a donde termina la hierba pisada
y empieza un camino desconocido.
No creas que me arrastra el éxtasis de los paisajes
ni las casas que nunca habitaré
ni las nubes pasajeras que agujereábamos a miradas.
No creas que me mueven las flores de la madrugada
ni los fantasmas polvorientos que atrapábamos por los claustros,
ni la fuente, ni el árbol, ni la piedra.
Tú solo me atrapaste y solo por ti escribo.
Con palabras antiguas que ya nadie pronuncia.
Con sílabas que crecen y no se nos acaban,
como una selva amiga para perderse juntos,
como un lecho de flores que acunara tu sueño.


CUANDO SUENA EL TELÉFONO

Cuando suena el teléfono
con ese sobresalto de melodía amiga,
me recorre un alivio de patio de recreo.

Y percibo esa voz que de lejos me alcanza
y me alegra y me cura.
Es música y es verso aunque no diga nada.

Las palabras se visten de dulces visitantes,
se sientan a mi lado en el sofá,
ascienden a mi oído con calidez de beso.

Se rompe en mil pedazos la distancia.
Se cruzan soledades en redes infinitas.
Cuando suena el teléfono.

Equipo de Redacción

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