La Poeta: Realidades que vuelan; por Franklin Caldera

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Varias miradas a la película, La Poeta que retrata parte de la vida de la escritora nicaragüense Marta Leonor González. Su encuentro con la naturaleza, la ciudad donde nació Boaco y su escritura es el eje principal de este retrato de la “Poeta de más furia de Nicaragua”.

En noviembre de 1998 publiqué en La Prensa Literaria, suplemento literario del diario La Prensa, un trabajo sobre la generación del 60 en el que listé, entre los poetas surgidos durante y después de la Revolución del 79, a Marta Leonor González, poeta boaqueña veinteañera, graduada de periodismo en la UCA. Poco tiempo después Marta pilotearía por casi veinte años ese prestigioso suplemento. 

Todas las generaciones en todos los continentes producen poetas y artistas «del montón», hábiles artesanos algunos, finos orfebres otros, pero cuyas obras no se distinguen de las de los demás de su especie. Marta Leonor tuvo desde el comienzo su propio canto. El naturalista Buffon dijo que «el estilo es el hombre» y un escritor que encuentra su propio estilo es un escritor que se ha encontrado a sí mismo.

Porque lo que distingue al poeta no es lo que piensa o siente (similar a lo que piensan y sienten millones de personas que no son poetas), sino la forma como expresa esos pensamientos y sentimientos y los hace significativos para los demás.

Se llama a Marta Leonor la poeta de la ira: no la ira convencional plasmada mediante lugares comunes y frases hechas, sino una ira interior que se manifiesta de forma creativa, a través de imágenes desgarradoras, salidas de la tierra, arrastradas por las aguas… Y sin odiar nunca a nadie, sin abandonar esa calma de profeta joven que la caracteriza, en sus blancos hunde siempre la espada hondo.   

El documental de la estadounidense (de origen nicaragüense) Virginia Paguaga López, titulado La Poeta (2022), es una semblanza viva de Marta Leonor, planteada en términos cinematográficos (algo más que cine-ensayo). Si bien el documental no está centrado en un libro específico de González, a lo largo de su desarrollo se hacen presentes imágenes surgidas de su poemario, Palomas equilibristas (2016). Al comienzo de la película, hay un plano de pájaros oscuros que inmediatamente nos hace pensar en un plano magistral de Hitchcock en su filme Los pájaros.

Poco a poco, los recursos del cine ante nuestros ojos comienzan a desvanecerse. Primero en la emotiva secuencia larga de la poeta con su madre en Teustepe (municipio de Boaco), uno de los más hermosos cantos a la madre que se han visto en el cine nicaragüense.

En otra secuencia fundamental, en la que vemos álbumes con fotografías de Marta Leonor bebita, niña, adolescente, estudiante y mujer, el cine desaparece por completo y sentimos que estamos con Marta Leonor en otra dimensión, sin intermediarios, y que nuestra mente interactúa tanto con la de la poeta como con la de la cineasta en una simbiosis que nos hace volar como los pájaros. Un cine que se vuelve una realidad dentro de otra realidad y otra realidad (como matrioshkas en blanco y negro que sueñan con sus colores).

Como toda poeta de verdad, Marta Leonor ha leído mucho, siendo ilustrativos de la vida de los intelectuales nicaragüense los planos de obras de narradores, poetas y científicos nicaragüenses (aparece Armando Íncer Barquero, médico y poeta boaqueño, que conoció a Marta antes de que naciera, por haber atendido a su madre durante el embarazo) junto a las grandes obras de la literatura y el saber universal.

La poeta es una invitación-tentación para leer a Marta Leonor González por primera vez, si no la hemos leído; volverla a leer si ya la leímos. Y estar atentos a todo lo que falta.

 Fotografías del filme, “La Poeta” cortesía de su directora Virginia Paguaga López.

Equipo de Redacción

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