La enriquecedora acción de lo inútil
Josefa Molina nos propone en este otoño que seamos totalmente inútiles para seguir plenamente útiles. ¿Qué piensas de su defensa a la inutilidad?

Por Josefa Molina
Se acabó el verano y quizás con él, esos días de relax que habías atesorado con tanto ahínco para adentrarte en las lecturas de los libros, esos que no has podido leer durante el resto del año y que aguardaban pacientemente en tu estantería o en tu mesilla de noche.
Reconozco que sufro una invasión -totalmente deseada- de libros en mi vida. Tanto en papel como en formato digital. Libros que me increpan reclamando su momento para ser leídos.
A veces, en plena noche, aparecen en mis sueños, persiguiéndome. Me llaman por mi nombre y hasta me tiran de los pelos y me arañan la piel como perros rabiosos para que les haga caso y converse al menos un ratito con ellos.
Algunos lo van consiguiendo. Los más, todavía aguardan a su turno con el ceño fruncido.
Y es que leer es una conversación. Es mantener un diálogo con el autor o autora de la obra a través de lo escrito. Pero, además, leer bien, con atención, con los ojos y la mente bien abiertos, requiere de un acto de entrega que va más allá: es integrar lo leído para hacerlo ‘útil’ para tu vida.
Es, como defiende Nuccio Ordine en la recopilación de breves ensayos publicados bajo la denominación ‘La utilidad de lo inútil’, dar espacio en nuestras vidas al acto mismo de la lectura con devoción, algo que seguramente no nos genere ningún beneficio económico, pero que nos enriquecerá con algo que no tiene precio porque precisamente lo que contiene en sí mismo es de un valor incalculable. Parece una contradicción pero no lo es. En absoluto.
Afirma Gabriel Zaid, en su multiples veces reeditado ‘Los muchos libros 1972-2022’ que «la medida de la lectura no debe ser el número de libros leídos, sino el estado en que nos dejan».
Y acuerdo totalmente con el ensayista mexicano porque lo que importa realmente no es tanto cuántos lectores tenga un libro, sino qué huella dejó en esos lectores.
Lo que da valor a una novela, a un poemario o a un libro de microrrelatos es el diálogo que establece el lector/a con el escritor/a. Y eso sólo se logra a través de la integración de lo leído.
Por eso te invito este otoño a leer, a disfrutar del ‘inútil ‘ acto de leer con el amor necesario que las tramas novelescas, los poemas y los cuentos, se merecen.
Conversemos con las personas que han hecho el esfuerzo de escribir y poner a nuestra disposición sus obras literarias.
Seamos totalmente inútiles para seguir siendo plenamente útiles. Pruébalo. Es de lo más enriquecedor.
¡Feliz otoño de lectura!
Josefa Molina