«Julia Uceda, la casa que habitamos»; por Guillermo de Jorge

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Guillermo de Jorge reseña «And a woman walked and walked and walked», la última antología de Julia Uceda que recoge una cuidada selección de sus poemas. Una antología que recorre, a lo largo de una selección de poemas, la historia que verso tras verso ha hilvanado la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Literatura, Julia Uceda. Una delicatessen, sólo para paladares exigentes, que cobra forma de libro y con la que el lector podrá adentrarse en el universo más inmediato de una de las autoras más significativas del siglo XX.

Julia Uceda

Julia Uceda (Sevilla, 1925) estudiosa y poeta, es una escritora poco conocida para el público aunque con una producción poética importante, avalada por el Premio Nacional de Poesía 2003. Fue, además, accésit del Premio Adonais y codirige la colección de Poesía Esquio.

Julia Uceda Valiente nació en Sevilla en 1925, en esa ciudad realizó sus estudios de Filosofía y Letras doctorándose con una tesis sobre el poeta Jose Luis Hidalgo. Como profesora universitaria ejerce en la Universidad de Cádiz y obtiene la cátedra de Literatura Española en la Universidad de Sevilla.

En 1965 se traslada a EEUU donde imparte clases de literatura en la Michigan State University. En 1973 regresa a España y fija su residencia en Narón. Pasó, también, dos años de su vida en Ardee, Irlanda.

Su labor como crítica se puede encontrar en revistas especializadas de España, Italia y Estados unidos y es miembro correspondiente de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Está relacionada con el mundo de la poesía por ambos frentes, codirige la colección de poesía Esquío y coordina la revista crítica La Barca de Loto.

Luzmaría Jiménez Faro considera que los poemas de Julia Uceda son poemas de percepción activa que implican al lector no sólo en su contenido emotivo sino en el hallazgo de ideas, sensaciones y lenguaje, logrando su propia plenitud. Para Juana Castro la obra de Uceda posee una calidad y una vigencia que parece estar escrita ahora mismo por una autora joven.

Obtiene un accésit del Premio Adonais de poesía con el poemario Extraña juventud y en 2003 obtiene el Premio Nacional de Poesía por la publicación de una antología de sus obras completas En el viento, hacia el mar.

Su obra ha sido traducida a varios idiomas como el portugués, inglés, chino y hebreo.

Julia Uceda, la casa que habitamos

“And a woman walked and walked and walked” es la última antología de Julia Uceda que recoge una cuidada selección de sus poemas, a cargo de Francisco Uceda, Redactor, Introducción, Traductor; María José Zubieta, prólogo y traductor; Mary Arroyo Oliver,  Traductor; Lola Jourdan, Traductor;  Alexa Mamoulides, traductor; Carlos Martínez-Davis, Traductor. Una antología que recorre, a lo largo de una selección de poemas, la historia que versos tras verso ha hilvanado la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Literatura, Julia Uceda. Una delicatessen, sólo para paladares exigentes, que cobra forma de libro y con la que el lector podrá adentrarse en el universo más inmediato de una de las autoras más significativas del siglo XX. Una mirada interior que busca el reencuentro del yo, del ser que habita cada una de las páginas de este libro, donde podremos advertir de cómo el espacio y el tiempo se conforman como la piedra angular de la experiencia de su autora. Una voz que ahonda en la belleza del mundo a través de los objetos que coronan incólume el universo.

La búsqueda de la identidad se torna como una de las preocupaciones que más se presentan en el discurso poético de la escritora que, como mujer, como fémina inquebrantable erguida sobre el barro que sustenta a los hombres, se alza contra un mundo patriarcal y jerárquico, en un proceso de estructuración del propio yo poético, de su ubicación en el entorno y en la identificación de la soledad que recorren las calles, los puentes y las ciudades que habita.

La soledad y el dolor se constituyen como uno de los pilares que marcan la madurez intelectual de la poeta. La soledad, como resultado de la necesidad de no formar parte de un sistema caduco, donde la humanidad había perdido a priori la batalla; y el dolor, como resultado de una lucha fratricida contra el propio ser humano, contra el caos, contra el abismo, contra el orden natural de las cosas. Así, la infancia y la memoria  se tornan parte vertebral de sus versos. Julia Uceda instituye sobre ellas la reestructuración del ser a través de la ética, la libertad y la responsabilidad. Pues es consciente que la única patria a la que pertenece el ser humano es su niñez y el recuerdo. Como la luz que guía la construcción de ese ser y también como refugio inquebrantable de los valores y los principios que le representan. La casa que habitamos y que aún queda en pie, a pesar de haber perdido las manos, los brazos, el alma. Quizás, es por ello, por los que Julia Uceda lucha contra el propio lenguaje, contra la propia naturaleza de sus símbolos en una intento de rescribir los matices y las texturas que se esconden detrás de él. En primer lugar, para doblegar la censura que sometían a las libertades del ser en el pasado; y, por otro lado, en un ejercicio de justicia poética, donde el universo más inmediato del individuo necesitaba una nueva oportunidad para reconducir un lenguaje que había sido corrompido por el fascismo y por las guerras que doblegaron la razón, en post de un mundo que nunca existió. Julia Uceda ha sobrevivido luchando día tras día, reivindicando la condición de la mujer y dando la oportunidad a las generaciones venideras que todo aún es posible y que sólo el mero hecho de vivir es ya una victoria.

 Guillermo de Jorge

Equipo de Redacción

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