Germán Vega en Aceite sobre agua. Toda la verdad con Josefa Molina

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Josefa Molina entrevista a Germán Vega, autor de ‘Cuando apagas la luz’ (Ediciones Garoé, 2022)

“La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.

[‘D.Quijote de la Mancha’, 2ª Parte, Cap.X]

― Miguel de Cervantes

El miedo atrae y repele a la vez. Esa es su magia, ese es su poder”. Con esta contundencia se muestra Germán Vega (Gran Canaria, 1966), autor del libro de relatos Cuando apagas la luz, editado por Ediciones Garoé (2022). En esta entrevista, nos encontramos a un autor sincero, consciente de la capacidad de su mente creadora que, en los doce relatos que componen su última obra literaria es capaz de arrastrar al público lector a los sinuosos límites de la imaginación de, tal y como él mismo se define, “un desequilibrado que trata de poner un poco de orden en las ideas que bullen en el interior de su mente”. Lo de desequilibrado, no es cierto. El resto, poner orden, lo hace estupendamente. Y si no, déjense arrastrar por la magia de Cuando apagas la luz, y descubrirán a qué me estoy refiriendo.

Cuando apagas la luz reúne un conjunto de doce relatos en los que el más allá, la muerte, los miedos y fantasmas personales son hilos conductores fundamentales. De hecho, en relatos como El autobús de la línea 23 o ¿Por quién dobla la campana? la existencia de un más allá es clave. ¿Por qué fascina escribir (y leer) sobre la muerte?

La muerte es una idea que se evita de manera consciente. El ser humano no está preparado para sentirse finito. Yo creo que somos seres eternos y me gusta jugar con las historias contadas en dos planos. Abrir la puerta a la posibilidad de crear una realidad más allá del mundo conocido es como viajar a otra dimensión, y eso siempre llama la atención. Algunos dirán que es ciencia ficción, pura fantasía, pero no por eso les atraerá menos. Es fácil enganchar al lector con ese tipo de historias. Por otra parte, escribir sobre eso no deja de ser un ejercicio de invención que requiere imaginación. Yo despliego toda la imaginación que tengo para elaborar esas tramas.

Es usted autor de varias obras en las que el misterio y el terror constituyen el leivmotiv de las tramas. ¿Qué tiene el terror que logra hipnotizar tanto a los escritores que la cultivan como al público fiel de este género?

Precisamente hablo de eso en el prólogo de Cuando apagas la luz. El miedo atrae y repele a la vez. Esa es su magia, ese es su poder. A mí no me gusta hablar de terror, porque esa palabra se asocia habitualmente a los más gore, a la sangre derramada y a las escenas repugnantes. Raramente incluyo algo de eso en mis novelas. Abordo más el terror psicológico, el miedo del ser humano a sus propias debilidades, el miedo al otro y a lo que desconoce. Por eso lo sobrenatural está tan presente en mis escritos. Decía el desaparecido profesor Jorge Wagensberg que lo natural es lo real conocido, mientras que lo sobrenatural es lo real desconocido. Dos planos de una realidad de los que yo me alimento constantemente.

Abordo más el terror psicológico, el miedo del ser humano a sus propias debilidades, el miedo al otro y a lo que desconoce. Por eso lo sobrenatural está tan presente en mis escritos.

¿Se considera escritor de género de terror o escritor sin apellido? ¿Qué opina de estructurar la literatura por géneros?

En cuanto al terror, ya ha quedado claro que no me gusta utilizar esa palabra para referirme a lo que escribo. Yo entiendo la necesidad de la industria literaria de tratar de clasificar las obras de algún modo, pero eso puede tener un efecto contraproducente en los lectores. Creo que las buenas novelas siempre tienen un poco de todo, como la vida misma. A mí no me gusta la idea de compartimentar las obras en géneros, pero tenemos que vivir con eso. Si me preguntan si mis novelas dan miedo, la respuesta que se me ocurre es que depende de quién las lea. En mis novelas, las relaciones entre humanos es una constante, y en esas relaciones existe amor, odio, conflicto, retos, sexo, miedo, locura…. Eso sí, siempre encontrarás una parte más oscura, menos comprensible, que intentará atraparte durante toda la historia.

En La intervención, aunque no es un relato de terror digamos ‘al uso’, recrea una situación que, desde luego, genera, cuando menos, pavor, aunque resulte de lo más cotidiano, como puede ser una intervención quirúrgica. ¿Es lo cotidiano una buena fuente de inspiración?

¡Ya lo creo! Una de las mejores, sin duda. La realidad siempre supera a la ficción. La intervención, además, es una historia autobiográfica. Un hecho que viví en primera persona hace dieciocho años. Ahora da un poco de risa y resulta más patética que terrorífica. Sin embargo, tanto a la editorial como a mí nos pareció buena idea incluirla en la compilación, porque es también una forma de mostrar al lector que se pueden narrar hechos de este tipo con un punto de humor que quite hierro al asunto.

La psique de muchos humanos es un abismo al que me asomo de vez en cuando. Lo peor de eso, y parafraseando a Nietzsche, es que cuando le echo un vistazo al abismo, el abismo también me mira a mí.

En Limpieza de choque indaga en la descripción psicológica del protagonista principal, Antonio Toledo, que se adentra en sus propios fantasmas. ¿Es la psique humana un manantial de historias de terror?

Víctor Román, personaje central de una de mis novelas —La sonrisa del mal—, dice a uno de los vecinos: «Todo lo que ves es real, todo lo que crees es real, todo lo que sueñas es real». Somos cuerpo, mente y espíritu. La mente tiene un enorme poder sobre nosotros. Se han escrito innumerables ensayos sobre esto que digo. La psique de muchos humanos es un abismo al que me asomo de vez en cuando. Lo peor de eso, y parafraseando a Nietzsche, es que cuando le echo un vistazo al abismo, el abismo también me mira a mí.

Está en plena promoción de la obra, firmando ejemplares de su obra. ¿Alguna historia de miedo que contar con relación a los lectores? ¿Tal vez una tipo Noches de feria?

¡Jajaja! No, ¡pobrecitos! Los lectores son muy amables conmigo. Me encantan las ferias y me gusta mucho compartir esos momentos con ellos; escuchar sus preferencias y contarles de qué van mis libros. Me encanta ver sus caras cuando les adelanto un poco de cada novela. No creo que vaya a aparecer ningún lector a pedirme cuentas, pero, ahora que lo dices, no es mal argumento para otro relato.

Dígame la verdad: ¿Teme apagar la luz y ser víctima de la serpiente de William Blake?

Es la mejor pregunta que me han hecho jamás. Podría contestar que no y salir airoso, pero todos debemos vivir con nuestros propios demonios. Cuando apagas la luz, el relato al que te refieres y que da nombre a la recopilación, habla precisamente de eso: es una alegoría a la mala conciencia, al precio que pagamos por nuestras equivocaciones y por nuestras debilidades. Pero, sobre todo, al precio que le hacemos pagar a otros por esos errores. Por el momento, he conseguido controlar a la serpiente, pero no me fío. En cualquier momento puede volver y atormentarme como al pobre Eric.

¿Tres palabras que definan Cuando apagas la luz?

Si he de elegir sustantivos: misterio, suspense, paranormal.

Si eligiera adjetivos: misteriosa, atrayente, entretenida.

A la hora de crear un relato/novela, ¿cuenta con alguna fórmula de dirección previa o permite que sean los propios personajes quienes se definan el discurrir de la historia?

Ambas cosas. Generalmente me viene a la mente una idea que me parece buena y que constituye el esqueleto central de la historia. Muchas veces, esa idea está condensada en el título, que suele ser lo primero que se me ocurre. A partir de ahí, comienzo a escribir y entonces la rueda comienza a girar. Lo demás es fruto del trabajo, algo de magia y un poco de suerte.

Si tuviera que elegir un escritor para charlar de literatura, ¿quién sería?

¡Uf!, esa sí es una pregunta difícil. Si tuviera que decantarme por uno, charlaría largo y tendido con Stephen King. Pero no cabe duda de que me encantaría charlar con muchísimos, desde los más clásicos hasta los contemporáneos.

¿Edgar Allan Poe o H.P. Lovecraft? ¿Stephen King o Shirley Jackson?

Sinceramente, no me gusta Lovecraft, prefiero a Poe, aunque tampoco es de mis preferidos. En cuanto a Stephen King, he aprendido mucho del maestro de Maine. Muchas de sus obras me fascinan, IT a la cabeza. Pero tengo que reconocer que otras me dejaron más bien frío. Creo que eso es normal, por otro lado, tratándose de un autor que ha escrito tanto. En cuanto a Shirley Jackson, algunos me matarán por esto, pero no he leído aún nada suyo, ni siquiera La maldición de Hill House, que tengo pendiente. Todo se andará. No me da la vida.

¿Qué personaje de ficción de otro autor/a le hubiera gustado crear a usted?

Me encanta Ignatius Reilly, el personaje principal de La conjura de los necios, la brillante novela de John Kennedy Toole. Es de los personajes más esperpénticos que se han creado. Es capaz de despertar compasión, cariño, repulsión, indignación y risa al mismo tiempo. Es uno de los personajes más logrados de todos los libros que recuerdo. Está tan fuera de lugar y consigue arrastrar al resto de personajes con él de una manera tan bestial que no puedes evitar odiarlo y quererlo a la vez. Hay quien lo ha comparado con el mismísimo Quijote.

En una palabra, ¿qué es escribir para usted?

Pasión. Una palabra no basta para describir lo que siento cuando escribo, pero si solo me dejas esa alternativa, es un acto pasional. No sé hacerlo de otro modo.

Y para terminar, sea sincero, ¿para quién escribe Germán Vega?

Siempre digo que cuando escribo nunca pienso en el lector, pero considero que he hecho un buen trabajo si el lector no puede dejar de pensar en lo que escribo. No escribo para nadie en concreto y escribo para todo el mundo. Escribo porque algo dentro de mí me impulsa a hacerlo y eso me hace feliz. Si consigo que los lectores se olviden de sus preocupaciones y se sumerjan en las historias que creo, esa felicidad se verá reflejada también en ellos y creer que eso es posible me hace sentir bien. Después de todo, ese es el mejor premio que puedo recibir.

Gracias, Germán, por responder a estas preguntas. Y mucho éxito con tu nueva obra.


Equipo de Redacción

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