Ernst Kraft, la viva obra; por Guillermo de Jorge

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Guillermo de Jorge nos presenta la viva obra de Ernst Kraft, un artista plástico holandés que comenzó su formación artística en los años setenta y que sigue sus estudios prácticos de Bellas Artes con el artista Jacques von Pell en Amsterdam, desarrollando su obra, en su periodo inicial, en su taller particular en la capital holandesa. En 1989 traslada su estudio a la ciudad de Málaga, en España.

Ernst Kraft, la viva obra

            Ernst Kraft, Bloemendaal, Países Bajos, 1952, es un artista plástico holandés que comenzó su formación artística en los años setenta y que sigue sus estudios prácticos de Bellas Artes con el artista Jacques von Pell en Amsterdam, desarrollando su obra, en su periodo inicial, en su taller particular en la capital holandesa. En 1989 traslada su estudio a la ciudad de Málaga, en España.

La obra de Ernst Kraft, se desarrolla sobre lienzo, papel u otros medios. Y es concebida como el resultado de su expresión gestual y dramática del Arte Contemporáneo, exponiéndose en galerías e instituciones internacionales como el MAC House, Leusden o Ton Warndorff Gallery, Haarlem, en EE.UU; en la Hoek Stedelijk Museum en Roermond, Holanda; en el Arch Gallery de Londres y en el Jean Freer Gallery, en York, Reino Unido; en la Marion Zimmermann Gallery, Hamburgo; Produzentengallerie en Passau, Alemania; en al Acordarte Gallery en León, México; en la galería Ignacio del Río, en Málaga, España; en el MIDAC en Tolentino, Italia; en MECA Mediterráneo Centro Artístico, Almería, España; o, recientemente, en la exposición Poemas de guerra, en la Casa fuerte Bezmiliana, en Rincón de la Victoria; Málaga, España.

Vivimos tiempos cambiantes y apenas podemos recular para cambiar lo más inmediato. ¿La pandemia ha significado un cambio o una puesta en duda de tus valores y principios?

La pandemia subraya lo que siempre he sido: un ermitaño que crea horizontes en su claustro. Pero una vez terminada la obra, esta se independiza, quiere salir; el arte quiere comunicar, ser compartido.

¿Crees que el COVID ha significado el impulso definitivo hacia la digitalización del arte?

No es sólo el Covid el que nos empuja hacia el mundo digital y virtual. Como herramienta es útil, pero cuánto frustran las limitaciones de la pantalla que reducen una obra a una mera imagen, a menudo no más que un ridículo cuadradito de Instagram en un teléfono móvil, se torna complicado entender y formar parte de una obra. Una obra de arte es mucho más que una imagen.

¿Cómo ha influido la pandemia en el proceso creativo de un artista plástico?

Hace un año pinté un díptico Lluvia negra en un Encuentro de Arte, organizado por MECA, en el Museo de Almería, de 250 x 200 cm. e hice una pintura panorámica Poemas de guerra de 10 metros en la casa fuerte Bezmiliana en Rincón de la Victoria (Málaga), pero  Internet les hace flaco favor; reducir estas obras a una foto sin más dimensiones que permita la pantalla, no te deja llevar, no hay textura, no te adentra en los poros del lienzo, o los bajorrelieves del papel acuarela.

Dentro de las restricciones del Covid, intento moverme también fuera del taller, y expongo varias pinturas en la galería Ars Naturae en Bélgica hasta mayo, participando en algunos proyectos internacionales. Como en Santa Rosa, la Pampa, en Argentina, el Museo de Arte, que proyecta la restauración de una escultura mía realizada in situ hace años, acompañada por un homenaje pictórico.

¿Cómo te enfrentas, en el día a día, al proceso creativo?

En el taller estoy preparando dos construcciones escultóricas, hago las maquetas, saco fotos, vídeos y dibujo para visualizar el concepto. Una presentación visual es vital para una instalación que no existe, hasta que en algún sitio me den la luz verde para la construcción.

¿Dónde realizas tu mayor esfuerzo creativo?

En la pintura. Ampliando horizontes, siempre destacando el dibujo, el trazo, dentro de la masa pictórica. El dibujo, no como boceto, sino como un manifiesto, como un ‘statement’. El trazo gráfico de negros acrílicos, de carboncillo o barra de óleo, da ritmo y drama. Las manchas y líneas, a veces frágiles, a veces duras, se mueven en espacios casi transparentes, cielo, luz o reminiscencias de paisajes de dunas, hechos con pinturas diluidas y pigmentos puros de siena, ocres, óxido de hierro y azules cian y prusia. Me encantan los pigmentos en polvo, se parecen a una colección de especias en un mercado.

¿Qué te supone pintar?

Pintar es trabajar con las manos. Un trabajo físico que supone la trascendencia de lo físico. Nunca pinto sentado, siempre de pie y doy vueltas en mi taller. Para captar la obra como si nunca la hubiera visto, para poder juzgar su composición y el poder de sus líneas.

Por ende, el movimiento, dentro de la obra, es un factor crucial, en el proceso creativo. Por eso, como su extensión, ¿qué es el trazo para ti?

El último trazo o pincelada, realmente, es a la vez, la siguiente. No hay movimiento que no provoque otro. Sólo mirando atrás podemos distinguir entre el antes y el después.

¿Cómo te enfrentas al lienzo en blanco?

Me gusta que el trabajo desencadene lo siguiente, pero también me inquieta, si la línea de trabajo, el hechizo, se interrumpe, ¿cómo retomarla? Inquieta la pequeñez o la grandeza de la vida, el anhelo de estar en otro lugar, el anhelo del cielo, el miedo al cielo, el anhelo por lo terrenal o el miedo a él, la escalera entre el aquí y el allá. Pero mientras pinto no pienso y mucho menos en algo concreto.

Entonces, ¿podríamos decir que pintar es una lucha contra uno mismo?

Pintar es como cualquier lucha en la cual hay que rodear el objetivo con cautela y en otro momento seguir adelante sin retenciones. Una buena obra debe evocar, sumergir a quien la mira. Hay que vivirla. Un escritor tiene algo que decir, un pintor tiene algo que pintar.

La obra de Ernst Kraft se desarrolla entre las diferentes disciplinas plásticas, pero en pintura es donde su obra ha adquirido mayor relevancia, dentro del proceso creativo. Ampliando horizontes, siempre destacando el dibujo y el trazo, alrededor del entorno de la masa pictórica. Entendiendo el dibujo, no como un boceto, sino como un manifiesto, como un ‘statement’, donde la forma de expresión matérica, su trazo gráfico, se torno de negros acrílicos, de carboncillo o barra de óleo, dando ritmo y drama a sus lienzos. Las manchas y líneas que emanan del tapiz y que a veces se tornan frágiles, a veces duras, moviéndose en espacios casi transparentes, en cielos, luces o reminiscencias de paisajes de dunas, transformadas y recobrando vidas a través de las pinturas diluidas y de los pigmentos puros de siena, ocres, óxido de hierro y azules cian y prusia. Como si una colección de especias en un mercado fuesen, donde el orfebre ha colocado de forma perfecta cada uno de los matices que revisten el espacio.

La trayectoria de Ernst Kraft se complementa con otras perspectivas como objetos, instalaciones y construcciones escultóricas en espacios públicos como: El Laberinto de León, en la zona verde de la Fundación Alzheimer en León, México, El laberinto de piedra en el parque ‘Ortspitze’, en la ciudad de Passau, Alemania, La casa de las dos chimeneas, una estructura de ladrillo y hormigón construida en el Parque de Esculturas de la ciudad de Santa Rosa, Argentina, La escalera transparente, una instalación de metacrilato y alambre de nylon, y, El Universo, una construcción que visualiza la hipótesis del espacio curvo, creado con mallas metálicas y cables de acero para tensar la curvatura, ambos en Málaga y El Cubo (Kubus), en Ostend, Bélgica.

Guillermo de Jorge

Equipo de Redacción

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