Entrevista a la escritora Angélica Guzmán Reque; por Yu’i Páez

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Yu’i Páez entrevista a Angélica Guzmán Reque, autora de ‘Al límite del abismo’ (Colección Digital de Novela Iberoamericana, Editora BGR, 2022)


¿Podés contarnos de esta novela ‘Al límite del abismo’?
Es una novela que nació de los recuerdos guardados sobre el accidente aéreo que sufrió mi esposo, hace años atrás. Fue el único sobreviviente del desastre aéreo donde fallecieron todos (seis en total) de una avioneta. Estuvo perdido en la selva inhóspita, durante una semana, mal herido, sin alimento ni atención médica. Fue un milagro que fuera rescatado y sometido a una curación inmediata porque su vida corría peligro. Es todo lo que él contó de su periplo en soledad y lucha por sobrevivir.


¿Crees que el nombre con que se firma una obra define el tipo de literatura que se hace?¿Firmás con tu nombre o con pseudónimo?
Cuando se debe enviar a algún concurso exigen un pseudónimo, solo en esa ocasión. Prefiero escribir con mi nombre completo. Si ya te conocen sí, define tu literatura, de lo contrario, tu literatura es la definición de tu literatura, claro que depende del lector que esté presente. Los gustos literarios son personales y, como es el ser humano, divergentes.


-¿Recordás algún escritor que haya firmado con pseudónimo para escapar de las críticas de su momento histórico?
Sí. En la antigüedad, sobre todo la mujer que debía escribir nombre de varón, ahora pocos son los que lo hacen, a veces por ideologías políticas o religiosas. Ejemplo de Emilia Pardo Bazán, Ágata Cristi, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, etc.


-¿Crees que hay una literatura feminista en auge en nuestro tiempo? o ¿La novela tiene un sexo dependiendo de quién la escriba?
Hoy la mujer tiene mayor espacio y se leen más nombres de mujeres en todos los géneros. Tiene más libertad, ha abandonado el temor a ser criticada. El feminismo es otra cosa, es completamente desinhibida y, a veces peca de despilfarro y cinismo. La literatura no puede ser un medio para el maltrato, menos para el insulto y la falta de respeto por los demás. Hay géneros y géneros, cada uno desde su propia visión. Lo importante es el respeto y dejar ser a cada uno.


– ¿Qué sería para vos consagrarse como novelista?
Es literatura y, para mí, es siempre un orgullo. La novela nos da la oportunidad de escribir más y mejor y por su extensión puedes desarrollar un tema a merced. Sería para mí la consagración a una actividad que ha sido y es esencial en mi vida.


¿Dónde naciste, dónde estás viviendo?¿Crees que hay un lugar en el planeta hoy, para que tu trabajo como novelista para sea reconocido?
No soy famosa porque, además no me propongo, pero sí hay un espacio, pequeño sí, es una lucha permanente y sacrificada, desde todo punto de vista, lo malo es que la lectura no es esencial, sino impuesta por la escuela, pocas veces por la familia. Pero hay que proseguir la lucha y se hace camino donde antes había pedregones. Mi país, Bolivia, vive en el pasado y no se interesa por la cultura, sino es el folklor y seguimos combatiendo el mito, bueno sí, pero hay que desarrollarlo. Demasiada ignorancia y la política se vale de eso.


-¿Crees que el realismo mágico signa al escritor de nuestro tiempo o se puede escapar de él?
El realismo mágico ya no es el mismo, pero abrió senderos de luz y de temas. Muchos son los temas que a diario nos visitan porque la gente vive y siente. La magia está presente en la ficción y en lenguaje que la acompañan. En mi país, como en Sudamérica se vive un realismo mágico diario, en la familia, la política, la sociedad, etc. de lo contrario la vida sería aburrida. Si fuéramos observadores, seguro que pudiéramos escribir muchas novelas, quizá del absurdo, inclusive.


-¿Empezaste directamente con la novela o has escrito en otros géneros?¿Podrías contarnos cómo fue ese proceso?
Empecé escribiendo literatura infantil, de preferencia porque entre medio, me ocupaba también del cuento, el ensayo, la poesía y las leyendas que me gusta escribir sobre el lenguaje y las vivencias de flores, árboles, animales que nos rodean. Luego incursioné en la novela corta, para luego escribir novelas juveniles. Me encanta lo que hago. Intercalo de acuerdo a las circunstancias de voluntad y de palabra que me acompaña.


-¿Crees que hay una receta para escribir la complejidad de una novela?¿Cómo abordaste o abordas tus novelas?
Pienso que, lo esencial es tener un tema que podrías desarrollar. Hay complejidad porque debes elegir personajes diversos y darles acción, vivencias ficcionales con la posibilidad de la realidad. Escribir y elegir el lenguaje sencillo, pero de mayor significación. Es un género que te permite extenderte y crear personajes buenos y malos, no como el cuento en que debes constreñir lenguaje y no extenderte, sino lo necesario. Es lo que se ha expresado con sabiduría: La novela es el cine y el cuento, la fotografía.


-¿Seguís los ejemplos que proponen los clásicos, o los contemporáneos para pensar la novela?¿Tenés un método propio?
Tenemos mayor libertad que los clásicos, que no debían abandonar la normativa. Ahora se tiene mayores opciones de formas y no seguir con rigidez, como, por ejemplo, modificar la estructura, manejar el tiempo y el espacio en libertad, el punto de vista y elegir la voz literaria. Por ejemplo, en mi novela hago uso de la primera y la segunda persona. Me encanta la segunda persona y lo hago con facilidad. Sigo los cánones que se manejan, pero con libertad.


-¿Cómo te paras ante la crítica?¿Tenés una especie de lector de cabecera a quién confiar tus manuscritos?
Sí, cuando escribo, dejo reposar mis escritos por un tiempo, para luego retomarlos y corregir todas las posibilidades de mejora. Luego doy a leer a otra persona, sí, tengo amigos que sé podrían hacerlo y lo hacen, con libertad. Tomo muy en cuenta todas las posibles críticas, las analizo y pongo en ejecución. No me molesta la crítica, sea mala o buena, lo que hago es tomar en cuenta quién lo hace y, si puedo respondo, de lo contrario la ignoro.


-¿Cuánto tiempo le dedicas a escribir?
No tengo un tiempo determinado, pero si hay inspiración no me fijo la hora y sigo sin tiempo, solo obedeciendo a la voluntad del corazón y el tiempo disponible. Generalmente puedo quedarme dos a tres horas por la mañana y otras por la tarde. No escribo de noche, distraigo mi mente, con una película o la lectura.


-¿Crees en la inspiración?
Claro que sí. La inspiración lo es todo, sin ella no se puede trabajar, me pongo frente a la página vacía y no puedo llenarla, ni siquiera con una frase. Solo divago. En cambio, si tengo la inspiración tengo que escribir y escribir. Cuántas veces en alguna reunión o trabajo, para eso llevo una libretita y ahí escribo lo esencial, para luego seguir con la inspiración.


-¿Cuándo te viene una buena idea lo dejás para tu siguiente obra o vas poniendo todo en eso que estás escribiendo en el momento?
Por extraño que parezca, muchas veces lo he hecho en varios géneros. Puedo escribir poesía o cuento, para luego corregir y añadir o quitar, por separado. Lo hago y es interesante. Puede ser en el día o en la semana. Pero, también se puede escribir prosa o verso, una por ves.


-¿Quiénes son tus novelistas favoritos, tomaste algo de ellos?
A lo largo de mi carrera, como docente de literatura, he leído bastante, pero tengo mis preferencias. La literatura rusa me apasiona, los clásicos: Tolstoi, Dostoievski, Chejov, y otros, Los premio Nobel, Hesse, Saramago, García Márquez, otros, como Zolá, Sábato, Rulfo y en mi país hay muchos. Todos te inspiran y te dictan pensamientos y emotividad que lo llevas presente en tu diario vivir. Ahora mismo escribí un libro que lo presentaré en una semana, sobre las lecturas de escritores elegidos al azar, así como mis personajes clásicos de la literatura infantil y de la tragedia, que me apasiona.


-¿Tenés un tablero de capítulos o vas viendo cómo viene la historia?
En principio sí, enmarco lo que podría ser, los tomo en cuenta, pero hay mucha variación y cambio del inicio, es una guía muy útil, saber lo que puedas decir o hacer. Mejor seguir el hilo de la acción.


– Si leíste Rayuela ¿Qué opinás de la antinovela o la contranovela que propone Cortázar en esa obra?
Es interesante. La leí de las dos maneras, la clásica y la que propone el autor. El cambio que se advierte es la comprensión del tema que plantea, es como el fluir de la conciencia acerca de la realidad vivida. Él es crítico de su tiempo y espacio. Un disconforme con el accionar político de la gente, es lo que hace todo escritor, promover un accionar, provocar una reacción. El arte de la literatura, que es lenguaje, debe tener su propia creatividad y promover cambios significa que está viva y que hay mentes observadoras y renovadas. Algunos tienen seguidores, otros, no, como en este caso, pero sus Cronopios, por ejemplo, si, tuvo seguidores y repercusión. Lo importante es seguir un movimiento y perseguir un propósito de cambio y renovación.


– La realidad. ¿Es una elección en tus novelas o preferís un lugar imaginario con leyes propias?
Depende del tema propuesto, puedo viajar a espacios creados o, también observar mi entorno e imaginar situaciones de vida y actitudes humanas que las expongo, no las destruyo, soy optimista y me agrada lo positivo, aquello que es alegre y te brinda la posibilidad de vivir en paz, pero con justicia e igualdad de derechos. Mis personajes son, casi siempre humanos y los puedes encontrar en tu diario vivir, excepto los infantiles que juegan entre reales y ficticios.


¿Algún personaje ha pasado de malo a bueno o viceversa?¿Por qué?
Creo que alguna vez. Desde mi punto de vista, generalmente en la literatura infantil, para hacer que los niños disfruten, pero reflexionen sobre actitudes de personajes y puedan identificarlos en su mundo. En cuanto a la novela en sí, son personajes controversiales, se los presenta en todas sus dimensiones, con el fin de análisis y reflexión sobre aspectos humanos que podrían ser corregidos.


-¿Quiénes quisieran que te lean?¿Por qué?

La literatura infantil es para todo público, mejor si leen los mayores, junto a los niños, la juvenil o de mayores, me gustaría que lean todos, no prefiero un público específico, me agradaría una lectura reflexiva y crítica de una realidad que se manifiesta a través de una acción, un personaje o, inclusive un espacio. Creo que el público lo define la misma lectura. Los temas que deben ser humanos con toda la problemática que hoy vivimos, pero que se puede enfrentar y cambiar, si posible. Los personajes no héroes de fuerza descomunal, pero sí, de entereza moral y honestidad, aunque parezca utópico, hoy se anhela vivir en paz.


-¿Este mundo, mitad átomos (papel) mitad ciberespacio (digital) qué le hace a tu novela?
Habemos y habitamos este mundo un sinfín de actitudes y preferencias. El mundo de los mayores de 50, en adelante prefieren el papel, los demás ya están acostumbrados al momento vivido y les apasiona las redes, de modo que ese mundo lee en la pantalla. Creo que debemos acostumbrarnos a usar ambas tecnologías: el papel o la pantalla. Las que sufren son las editoriales, que deben cambiar su forma de ofrecer libros. Es una verdadera revolución que afecta a muchos, y favorece a otros.


Si tuvieras que elegir cómo publicar una novela en este tiempo, ¿cómo lo harías?
En mi país que todavía usa el papel, creo que debo publicar de ambas formas. Tener la imprenta del papel y jugar con la tecnología. Podemos hacerlo y conformamos a ambos lectores.


¿Vas a seguir escribiendo novelas? ¿Qué ideas te rondan?
Mientras haya niños y jóvenes lectores y mientras me acompañe mi mente y el corazón, seguiré escribiendo, seguiré produciendo literatura, en cualquiera de los géneros que me proponga. Gracias.

Equipo de Redacción

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