
Entrega especial de poesía «Sobre la tierra» de Carmen Nozal
«Sobre la tierra es un libro que recobra las estéticas y las emociones de muchísimas épocas de la vida de la gran poeta asturiana y esto es importante para comprender la evolución de su credo y de su incansable búsqueda. Desde sus primeras líneas ya sospechamos el ingreso a un mundo integral, a ese cerrado universo suyo cargado de asombros, a su multitud de realidades y de acentos; entramos a su música verbal algunas veces tentados por la sensualidad anónima de algo que se despierta en sus versos, intimidados por la inteligencia de una sílaba que nos habla al oído de algo a lo que deberíamos aferrarnos sin remilgos.» Fernando Denis

DE LA CONFESIÓN NOCTURNA EN EL OÍDO IZQUIERDO DEL SEÑOR Por Ti puedo cantar, por Ti agonizo, enloquezco de amor, estoy ardiendo en tus llamas azules y durmiendo sueño que eres la piel donde me erizo. Pido fundirme en Ti, me paralizo. Al ver que Tú te vas, yo voy queriendo tocar tus pies de loto, estoy muriendo en la separación que me deshizo. No es reclamo de amante desdeñada esta declaración por tu figura que derrite a la piedra más pesada. Es la ansiedad del alma enamorada que aún presa en esta carne se apresura a dejar su rumor en tu morada.
DE LA LIBERACIÓN QUE TRAE CONSIGO EL PERDÓN Para llegar a Ti, debo olvidarme de los agravios que otros cometieron, borrar del iris los rostros que hirieron mi fe en la luz que Tú quisiste darme. Esa inocencia estuvo por matarme al ver pureza entre los que perdieron el brillo de los ojos y murieron con las ganas impías de quebrarme. En la tierra tirada como espina me fui quemando de enloquecimiento. Clamé por Ti, del odio me libraste. Hice uso de mi discernimiento, solté el rencor oyendo que ordenaste: «Si Yo te he perdonado, tú germina».
DEL PASO DE LA IGNORANCIA A LA COMPRENSIÓN DEL LUGAR QUE OCUPA EL AMANTE Tratando de entender mi desvarío juzgaba duramente tus acciones, te imputaba mis equivocaciones, enredándome en un palabrerío. Cansada de pensar, llegué al hastío, guiada por mis malas percepciones sin distinguir en mis obligaciones lo que era tuyo de lo que era mío. Finalmente, Tú me alzas y me inclinas: tomo de Ti la noche y la mañana, la desazón causada por amarte, de la rosa, el aroma y las espinas, ese silencio tuyo que me parte, esa palabra tuya que me sana.
DE LOS SINSABORES DEL CUERPO Insaciable y bendita sed nacida del centro de mi ser. Desesperada ante ese manantial de agua calmada que brota de sus ojos a mi herida. De la ilusión derrota, mal asida a esperanzas banales, puñalada del ego en mi costilla. Fui tocada por su canto fragante de casida. Mi cuerpo es un manojo de simpleza. Para el Amado su templo y yo plena me vuelvo y toda mi ansiedad se calma. De su costado bebo la pureza, agua que me eterniza y que me llena el vacío lugar que deja el alma.
DE LA ALTERACIÓN DE LOS SENTIDOS ANTE SU PRESENCIA Mi mirada sin tocarte, te toca. Estas manos sin olerte, te huelen. Mi lengua sigue escuchando y me duelen los silencios quebrados en la roca. Tu cercanía no es mucha ni poca. Tus pasos los resiento y me demuelen. Como cautivas aves aunque vuelen mis labios se refugian en tu boca. Este salir Contigo por la calle, sin tomarte del brazo, me desata una pasión de amor insuperable porque camino tranquila aunque falle en ocultar tu presencia que me ata a lo que es inmaterial e innombrable.
DE LOS COMBATES ENTRE LA DUDA Y LA FE No importan las caídas, tú regresa a la luz de tu conciencia. Cansada, el alma está vagando amedrentada en busca de refugio, andando presa. La cabeza cayó sobre la mesa y los ojos cerraron la mirada al ver que la mente fue cercada por el torpe pensar que nunca cesa. En los momentos turbios imagina ese aliento que busca lo divino como busca el sol a la flor que crece. Vence al tormento de la duda y ruina de la fe. Entonces, cambia tu destino como la luz que nunca desfallece.
DE LA CONDICIÓN DIVINA SOBRE LA HUMILDAD Quise gozar de las consolaciones, quise la suavidad espiritual, anhelé virtudes, y en lo casual quise dejar mis mortificaciones. Quise acercarme a Ti y, en ocasiones, me detuve a pensar en lo sensual aunque tu ausencia fuera lo habitual en el dolor de mis resignaciones. Sólo el sosiego y la quietud del alma ajena del deseo me perfilan y me dejo labrar como una piedra que la han de pulir sobre su palma deshaciendo el enredo de la hiedra y encontrando los defectos que la hilan.
DE LA BÚSQUEDA QUE HACE EL AMANTE PARA ENCONTRAR AL AMADO Estabas en el agua y en la fuente hundí mi mano hasta llegar al fondo para buscar la tuya y un mar hondo se abrió en mi pecho y salpicó mi frente. Para llegar a Ti, pregunto al puente si te ha visto pasar mientras te rondo y en el largo silencio me respondo que debo de buscarte entre la gente. Perdóname las faltas cometidas por creerme la única en el mundo que te espera como retumbo de ola. Si estás presente en todas las heridas que cicatrizan con tu amor profundo, ¿qué razón hay para sentirme sola?
DE LA CESACIÓN DEL PENSAMIENTO Y LA UNIÓN CON EL AMADO En ese infinitesimal momento que entre dos pensamientos se detuvo el largo aliento casi se contuvo para ir aniquilando al descontento. Al exhalar, llevado por el viento, el corazón desesperado tuvo esa clara certeza que retuvo la dicha pura y el amor que siento. Tanto pensar en Él me ha trastornado, me falla la razón para entenderlo, las manos no me dan para tocarlo. Un instante de unión con el Amado es una eternidad y sólo al verlo me sueltan esas ansias de buscarlo.
DE LA LOCURA QUE BROTA AL SALIR A SU ENCUENTRO Como la tierra reseca, como la arena quemada, tengo la mente agrietada; voy de la ceca a la meca y hasta mi sombra se enchueca cuando al buscarte, te pierdo el rastro por mi locura al pensar que no soy apta pero tu aroma me rapta y tu camino recuerdo.
DEL DESCUBRIMIENTO DE LOS SENTIDOS ESPIRITUALES A Sergio March Esta vida la he pasado deleitándome la lengua y al ver que el gusto me mengua voy a entregarla al Amado. La prefiero a su cuidado para que cobre sentido. Hablar con Él al oído es mejor que ser esclava de mis sentidos. Aldaba de este mundo desabrido.
DE LA OTRA OSCURA NOCHE HACIA EL AMANECER Un deleite el amor, un manantial de inagotable calma, sin frío y sin temor encontrándose mi alma abandonada y nocturna con su alma. En la boca un temblor al romper el secreto y en su palma soportando el terror, yo no le di mi palma: aun cerrando el puño, le di mi alma. En mis ojos su luz como espada cortaba la añoranza y el peso de la cruz se puso en la balanza contra una tonelada de esperanza. Quedé en la oscuridad con Él en esa noche iluminada sin hiel ni soledad con paz inmaculada se aproximaba a su Amado la amada. Su rostro era mi espejo y yo transfigurada lo veía: tan solo era un reflejo mientras amanecía y en su inmensa bondad resplandecía. Disuelta en su dulzura, en éxtasis, arrobada y abierta fundida en la frescura como ave que despierta de dulce ensoñación, abrí la puerta. El aire me esperaba: una mañana pura, un nuevo día; mi luz resucitaba y mi sombra vacía del olvido cansado descendía. Me tendí en la pradera sin saber si otra noche, si otro sueño, sin saber si a mi vera si este aire risueño sabiéndome fundida con mi dueño.
DEL PODER DE LA GRATITUD CUANDO SE TOMA CONCIENCIA Oh, Dios mío, perdón, por esta ingratitud de no mirarte, de no reconocerte ni pensarte en todo lo que veo. Es el amor la tierra prometida y estoy arrepentida de pisarla paso a paso sin gozo como luna cabizbaja en un pozo. Oh, Dios mío, perdón, por no regocijarme en cada trozo.
DE LA DIVINIDAD SIN FORMA DE LA CONFESIÓN NOCTURNA EN EL OÍDO DERECHO DEL SEÑOR Amor, cómo llamarte, si en medio de las llamas te presiento y me vuelvo el polvo del camino entre las aguas partidas [como naranjas. Para seguirte, dejo mi piel, la carne, esta osamenta, el peso de este cuerpo macerado en brillantes nombres. Escribo para llamarte, Amor, escribo versos perdidos entre los árboles, para buscarte entre la niebla y mis visiones, versos como antorchas que llevo entre las manos.
Carmen Nozal
Entrega especial de poesía «Sobre la tierra» de Carmen Nozal, por Fernando Denis.