ElOtoño; por Antonio Arroyo Silva

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Antonio Arroyo Silva hace un repaso de la andadura de GAFE, dando un salto entre el primer otoño y este de ahora. A su vez, analiza el impacto de dicha estación en la creación literaria.

Voy a empezar esta apertura de estación con las palabras de Beatriz; pero no la de Petrarca, ni Beatriz Giovanna Ramírez. Hablo de la niña del cuento homónimo de Mario Benedetti. Queridos gafes, lectores y escritores, lean atentamente la definición que nos brinda:

«Graciela, es decir mi mami, porfía y porfía que hay una cuarta estación llamada elotoño. Yo le digo que puede ser pero nunca la he visto. Graciela dice que en elotoño hay gran abundancia de hojas secas. Siempre es bueno que haya gran abundancia de algo aunque sea en elotoño. El elotoño es la más misteriosa de las estaciones porque no hace ni frío ni calor y entonces uno no sabe qué ropa ponerse. Debe ser por eso que yo nunca sé cuándo estoy en elotoño. Si no hace frío pienso que es verano y si no hace calor pienso que es invierno. Y resulta que era elotoño. Yo tengo ropa para invierno, verano y primavera, pero me parece que no me va a servir para elotoño. Donde está mi papá llegó justo ahora elotoño y él me escribió que está muy contento porque las hojas secas pasan entre los barrotes y él se imagina que son cartitas mías». 

Primavera con una esquina rota

Mario Benedetti

En estos días se cumple el segundo otoño de la revista GAFE. Muchas hojas han caído y reverdecido desde entonces. Hemos andado infinidad de caminos literarios y humanos. Se han unido a nuestra revista varios columnistas que aportan riqueza literaria y su grito contra las injusticias, sobre todo en contra de la ignorantación hacia las mujeres (este término es del novelista canario Víctor Ramírez y alude a esos mecanismos del sistema represor que nos hacen ignorar los hechos). 

Por otro lado, seguimos apostando por la buena literatura y por la solidaridad con los seres humanos. Sigue la guerra de Ucrania, nos espera una crisis económica como nunca habíamos esperado. Pero la literatura no está en crisis. Al contrario, nos hace conscientes de las incertidumbre que nos vienen encima, para que no seamos simples corderos camino al matadero, sino seres valientes que asumen un reto. En suma, recuerden, somos gafes, porque tenemos conciencia crítica.

Y volviendo al otoño. Paseando por las avenidas de Berlín, la semana pasada, pude percibir claramente el tránsito entre un verano caluroso y un otoño mucho más frío. De pronto las hojas amarillas llenaban las calzadas y la yedra se volvía roja. Cuando llegué a Madrid, a las doce de la noche, el calor era asfixiante. Pero, por aquí, por España, realmente seguimos en verano, aunque ya se anuncian lluvias e incluso tormentas. Siempre que llueve en estas fechas es para más calor.  Y no tenemos, como la niña del cuento de Benedetti, la certeza de salir a la calle con camiseta, abrigo o paraguas. Claro, los gafes como nosotros siempre llevamos a cuestas un paraguas o un abrigo para que no llueva o no haga frío.

Yo prefiero el otoño y, aún más, elotoño de Beatriz, el personaje de Bennedetti. La nostalgia y la memoria disparan las ansias de escritura y, aunque en los caminos amarilleen las hojas de los árboles, en nuestros cuadernos y archivos florecerán setos, bosques y hasta selvas amazónicas.

 

Equipo de Redacción

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