De lo que no deja dormir; por Alma Karla Sandoval

0

Alma Karla Sandoval escribe sobre tres temas que nos quitan el sueño a muchos. En esta columna aborda algunos problemas de la inteligencia artificial, la migración y el amor agónico.

I

Le hice caso a un amigo luego de hablar horas sobre nuestra soltería, la liquidez de los vínculos, así como la enorme dificultad de deconstruir el amor romántico y ayer vi la película alemana I´m your man, en español conocida como “El hombre perfecto” (2021), historia de ciencia ficción y romance donde una experta en escritura antigua es seleccionada para probar un robot humanoide programado específicamente para hacerla feliz con datos de su historia personal que le garantizarían una relación estable, un sueño amoroso concretado. Pero vemos que, para Alma, mujer racional, atea, el reto de convivir tres semanas con ese “replicante” en términos de Ridley Scott, la trastoca como el amor mismo o lo que nos enseñan que es.

     El susodicho robot, llamado Tom, le comenta que él es su algoritmo e irá perfeccionándose en la medida que pasen más tiempo juntos. La sola idea produce escalofríos. Máxime si entendemos una de las tesis de la directora Maria Schrader: que quien ama abraza el dolor del otro, lo admite tal como se acepta lo detestable de una pareja. Es sencillo si eres una máquina exprofeso, pero, ¿qué hay de nuestras programaciones?, ¿por qué la inteligencia artificial podría borrarlas fácilmente? Porque somos imperfectos incluso en nuestras creencias, porque la tecnología sabe que el amor, como Dios, ha muerto, pero sus sombras siguen arropándonos.

II

Otro amigo escribe una columna sobre la muerte de 39 migrantes en el incendio de un supuesto “albergue” en Ciudad Juárez. Las comillas vienen a cuento porque el famoso video filtrado muestra que aquello era más bien una cárcel, un centro de detención sin agua ni las condiciones mínimas de supervivencia. Por si fuera poco, los encargados de la seguridad huyeron cuando los migrantes incendiaron colchones protestando porque no los dejaban salir. Los hechos recuerdan una fábrica textil en Nueva York con más de cien mujeres muertas, a principios del siglo pasado, en el incendio de un edificio cuyas puertas estaban también selladas. Mi amigo es poeta y sabe condolerse. Ante los hechos, soy como la protagonista de esa película a quien le urge un robot para no estar sola. Al menos el primer nombre ya lo tengo que no un alma capaz de decir cómo navega adentro la tristeza, quizá como un poderoso barco negro donde los piratas se transformaron en caníbales.

III

Por ahí de 2009 daba clases de Expresión Verbal en el Ámbito Profesional, una asignatura cuyo objetivo no era solo enseñar a los alumnos a hablar en público, sino también a redactar. Casi quince años después, la AI no solo reemplaza esas materias, sino a locutores, diseñadores, periodistas, etc. La revolución en el medio educativo está en llamas y ardiendo todos los docentes nos hacemos preguntas que eran impensables: ¿qué necesitan saber los educandos?, ¿qué clase de conocimientos sí son útiles? Desde la irrupción de Google, algunos chicos me dijeron que iban a clase para ver si “por accidente”, el profesor o profesora podía enseñarles algo que no encontrarán en la red o entendieran mejor y más rápido con un tutorial. Ya nos habían advertido de las megatendencias centrales de este tiempo: la migración, la relevancia del rol femenino en todos los ámbitos, la nanotecnología en el sector salud, el cambio climático y la pérdida de empleos porque como en la Revolución Industrial, las máquinas reemplazarían a los humanos. Pero una cosa es cómo se gana el dinero y otra cómo no aprendimos a amar. ¿Fallamos, como decía Fernando Pessoa, en todo?, ¿los robots de Terminator terminarán de invadir nuestras vidas hasta esclavizarnos aún en terrenos indecibles, en qué Via Crucis? Después de una pandemia, de un apocalipsis aún no superado, condición fundante de la posmodernidad, ¿qué aprendimos?, ¿a correr a pedirle cualquier cosa al ChatGTP como otro de los signos de nuestra rendición?

Después de una pandemia, de un apocalipsis aún no superado, condición fundante de la posmodernidad, ¿qué aprendimos?, ¿a correr a pedirle cualquier cosa al ChatGTP  como otro de los signos de nuestra rendición?

Equipo de Redacción

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *