#brevesycontundentes «Tiempo fugado» de Carmen Quesada

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Carmen Quesada nos presenta dos de los microrrelatos de «Tiempo fugado» (Colección Digital de Microficción Femenina Breves y contundentes, Editora BGR, 2023)

No me maltrates

Caminaba por aquella calle en la que los comercios convivían como nuevos y viejos vecinos, en la que las terrazas habían comenzado a florecer en la soleada primavera y se respiraba ya el ambiente de fiesta del fin de semana. Caminaba cuando la vi en uno de los numerosos bancos. Estaba sola. De mediana edad, talle bajo y bien vestida. Centrada en una conversación que parecía ahogarla. Me acerqué y no pude evitar escuchar su contenido: “No me maltrates. No me maltrates…”.

En la noche y en la madrugada a mi mente volvieron esas palabras resonando como un eco: “No me maltrates. No me maltrates. Me perderé de la faz de la tierra. Me esconderé en un lugar en el que no podrás encontrarme”. Imaginé un cuerpo golpeado, mensajes de verde y azul en sus piernas, en sus brazos y quizá hasta en sus ojos, cubiertos por unas oscuras gafas. Recorrí un corazón roto y llegué hasta aquella cansada garganta capaz de articular tan dolorosas palabras: “No me maltrates. No me maltrates”. Pensé en su día a día, en una dependencia no sólo económica sino también emocional y me sentí afortunada pero también culpable por no ser todo lo consciente que debiera de que la violencia no sólo está en las noticias de la prensa y la televisión, sino a nuestro alrededor, tras una mujer a la que no conocía y que simplemente hablaba a través de su teléfono móvil, sentada en un banco de una calle en una primaveral tarde.


Amanece

Amanece. Va saliendo el Sol tímidamente tras las montañas.
Amanece. Ya se vislumbra la luz y la ciudad comienza a despertar.
Ruidos de puertas que se cierran en un edificio en el que comparten vidas desconocidos.
Ascensores que bajan al asfalto.
Roncos rugidos de motores que arrancan tras una fría noche en la calle.
Tacones apresurados que llevan niños de la mano con gigantes mochilas antes de que sus madres entren a trabajar en una oficina.
Estridentes melodías de móviles que se preparan para un ajetreado día.
Aromas a café recién preparado salientes de cafeterías en vasos de papel.
Acelerados pasos en las aceras.
Humanos que se ven pero que no se miran.
Amanece y yo sigo aquí tras el cristal. Mirando la vida de otros pasar. Anclado a una enfermedad.
Amanece. Para todos: un nuevo día. Para mí: la misma realidad.

Tiempo fugado, de Carmen Quesada

Equipo de Redacción

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