“Alicia detrás del espejo”, de Annabel Villar; por Angélica Guzmán Reque
Angélica Guzmán Reque nos reseña la obra “Alicia detrás del espejo”, de Annabel Villar (Colección Poesía en línea, Editora BGR)

“Crecemos son sueños en nuestros ojos y canciones en nuestros labios, y descubrimos luego, que la vida no es lo que pensábamos que sería, y, luego descubrimos la nostalgia”
Gabriel García Márquez
Los poemas del libro Alicia detrás del espejo de Annabel Villar son versos que nos conducen a la reflexión de la añoranza del tiempo que vivimos, de la añoranza por la vida que se pasa, a veces de manera vertiginosa, otras que sirven para vivir las horas del recuerdo, de momentos de reflexión sobre nuestra existencia, que bien podría ser que no encontramos asidero posible en la utilidad o inutilidad del transcurso de los años. Y, es el corazón donde los recuerdos se entrelazan con los sueños que se escabulleron, confiriendo a la emotividad la añoranza que no se desprende de la vida. Son palabras convertidas en versos que capturan la belleza en el decir, pero empañados de nostalgia que emanan de la morriña de los recuerdos nada concluidos.
Y, qué ve Alicia detrás de aquel espejo, no brillaba la luz de la esperanza porque se esfumó con el tiempo. Solo distingue su sentir en el paso del tiempo. No quiere indagar por ese transcurrir ingrato, por eso decide solo volver los ojos hacia sus años felices y sencillos de su niñez en libertad.“Sólo estaba la vida cotidiana/ secuestrando las horas privada de la sangre/que corre por las venas y la acerca a la muerte (…) y la barca de Alicia pudo emprender su viaje, viaje definitivo hacia el país de la infancia y de la libertad.”
Los años, los días y las horas se llevan todo por delante, como queriendo alcanzar esa nada que es el pasado sin gloria, solo el recuerdo de los días interminables que llegaron al fin; que se avecinaron por el cerrojo de la esperanza que todo lo redime, pero si solo hubo abrojos, si solo se sintió nubarrones oscuros, entonces la esperanza se diluye: “Es que por fin ha llegado la esquela/ con el previsto instante imprevisible, /con la dadivosa limosna /de las ofrendas griegas. /Y ahora es la hora en que lo urgente /es para siempre, /porque el tiempo ya no espera por nadie.”
Y, todavía recuerda los fulgores de los años felices de los años, de aquellos que no importaban porque los años no pesaban, eran, más bien las hojas de primavera, momentos de fulgor y de ilusiones que no importaban si variaban los colores porque el arcoíris fulguraba su esplendor, sin embargo, el horizonte se empezaba a teñir de nebulosas: “Y sin embargo, cuando el negro /parecía cubrirlo todo, /el misterio de las lenguas de luz/ comenzó a dilapidar vida, /las mañanas se hicieron otras, /así como se hicieron otros/y nuevos los descubrimientos, /y ahora ya casi ni me pregunto/por qué puerta salir.”
La mujer, no solo la que sufre por el paso de los años que transforma su piel de terciopelo en mortajas de arrugas que empañan sus deseos y se truncan sus anhelos. Peor situación la de la mujer marginada, de aquella que le cubren sus derechos y su libertad bajo un velo oprobioso y mezquino, producto de la arrogancia del varón empoderado que olvida que su vida pertenece al vientre de una mujer que no lo aplastó despiadada: “Marginadas tras los velos, / predicando en desiertos pedregosos, / en su tercer mundo de campamentos/ sin oasis, ni futuro, ni presente, / viendo pasar la vida ante sus ojos/ entrecerrados por el sol y por la pena.”
Las añoranzas de los días, y, sin embargo se intercalan los quebrantos, añorando lo que sí pudo ser y se marchó, mientras se retienen presurosas el vacío de sabores sin dulce y la oquedad de las vivencias: “Más, es añorar la callada calma/ despreciando el estrépito/ de los rotos cristales. / Menos, es la soledad sin bullicio/en el silencio de los páramos. / Más, es el desespero de la lluvia, /menos, el color de la nada.”
Las dudas de la existencia .la de no saber o desconocer los preámbulos por los que trajinamos a diario; la de pretender conocerlo todo y tener la seguridad de la existencia; sin embargo la duda, aquella que corroe el alma y tropieza hasta caer y desolada, no sabe si levantarse o quedar para siempre entre la arena que la reclama: “Entonces deambulo sin rumbo fijo/por los entresijos de mi alma, /y descubro que la duda se ha instalado /y reina e instila su veneno en mis venas. (…) No atino a encontrar la salida/ y esos días salpica tanto el dolor /que ni siquiera pretendo que exista /entre el laberinto de trampas y dudas.”
La poeta no quiere desparecer en la nada, quiere convertirse en légamo, en savia de plantas y flores que cubren los campos de aromático espejismo, de magia del color para sentir la tierra, para hacerse útil en la floresta de la vida y ser apetecida por los ojos brillantes que contemplan las flores, ser anhelada por risas que manejan la alegría de vivir y de soñar: “Quiero hacerme una/con la fecunda tierra, /hundir mis pies / en la humedad propicia/ de la verde y tierna hierba, / húmeda de rocío / en las mañanas del verano, / húmeda por la escarcha derretida/ en las mañanas del verano, / bajo el sol tibio del invierno.”
Ella es testigo del paso de las horas y del tiempo que lo acompañan mostrando inexorable los días de sol y de lluvia, los días frío y los del calor. Cambios que acortan la vida porque al igual de las hojas del otoño, pasan los años y nos remontan, añorando ser como esas hojas que retoñan al amanecer para luego ir cubriéndose de color oscuro y luego caer. La poeta quiere sus años infantiles que son los felices, humildes y de eterna risa: “Y justo en el momento /en el que el Padre Tiempo inexorable/ funda nuevamente el norte y el sur, /encontraré fácilmente el camino/de regreso al mar del verano/y al baldío anegado del invierno/que aguardan en el país de la infancia”
Amigo lector siente estos versos de amor por la vida, por lo que fue o no fue, pero sentidos por el alma humana, Junto al poeta y filósofo ce la vida Karl Jung, nos atrevemos a repetir “El tiempo es un niño que juega como un niño. Yo soy uno, pero contrapuesto a mí mismo, soy joven y viejo al mismo tiempo”.