Algunas consideraciones acerca de “Este cosmos de raíces” de Pablo Sergio Alemán Falcón, por José Miguel Junco Ezquerra

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José Miguel Junco Ezquerra nos presenta algunas consideraciones acerca de “Este cosmos de raíces” de Pablo Sergio Alemán Falcón.

Pablo Sergio Alemán Falcón

 Con “Este cosmos de raíces”, la expresión de un trance que el autor experimenta al observar las esculturas talladas en madera del escultor ecuatoguineano Fernando Nguema Medja, Pablo Sergio Alemán continúa un proceso creativo cuyo origen se remonta al año 2015 con el poemario “Madera y metal”, curiosamente o quizá no tanto, estos dos elementos, la madera y el metal, serán materia prima de “Este cosmos de raíces” como símbolos de naturaleza virgen en la que el ser se funde con naturalidad en perfecta comunión que simboliza la madera,  y de especulación, expolio, devastación y desarraigo en el caso del metal representado por las excavadoras.

Un trance plasmado poéticamente por un autor con más recursos, más dominio técnico, más seguro y más capaz de establecer transacciones cuya complejidad no dificulta la percepción por el lector de un apasionante recorrido desde los orígenes: plenos, pletóricos, potenciadores de vida y creatividad hasta la recuperación, a través de la escritura, del espíritu de los mismos, tras la frustración que se experimenta frente a la especulación con la consiguiente devastación del paisaje.

 En nueve secciones en las que se combinan los endecasílabos con octosílabos y otros versos de arte menor, Pablo Alemán da muestras de un sólido dominio técnico, una amplia gama de recursos que se ponen en juego y, no menos importante, una enorme sensibilidad que le permite transmitirnos la sensación de no saber si quien “está hablando” es el autor en trance o si ese mismo trance lo ha llevado a con-fundirse con el autor de las esculturas de madera, Fernando Nguema, que en una entrevista al Diario.es declaraba: “Para buscar las maderas hay que ir a la selva. En la selva las maderas tienen formas. Representan gentes de otro mundo que no vemos (…) Miro así y digo: este es el título de la obra, por la forma que tiene. Me meto en la selva y veo esas cosas”.

 Como muestra dejo este poema en el que, en mi opinión, se produce esa con- fusión, ese mestizaje, esa suerte de “sincretismo”.

III

 A Óscar María Alemán Falcón,

quien más pregunta por su ausencia.

“No. Un padre no es mano

ni es palabra

ni es ojo”.

Manuel Padorno.

Ya no está Padre;

se lo llevaron a machetazo,

a machetazo etílico.

Todos preguntan,

pero Padre ya no está

y solo queda su hueco

en medio del poblado

con sus raíces

y unas cuantas hojas

para algún baile de la tarde.

A veces,

en otras fincas busco

su rostro,

el chorro de la savia roja

y el rico sabor de los frutos,

pero ya no está Padre

ni horadando la tierra

ni alabeando raíces

(que Padre ya no está).

Y preguntan por él,

pero ni yo sé qué es un machete,

ni una hendidura,

ni el grito silencioso,

ni el verso serpiente.

En verdad,

nunca supe de Padre,

de su aspecto,

de sus viajes desconocidos,

del vacío que dejó

en la tierra.

En verdad,

solo me valía la sombra

reposada del viento.

Pero Padre ya no está,

ya no está,

no está,

no;

y tú, Madre,

no me podrás decir

adónde se lo llevaron

para poder dormir en el hueco

de sus zapatos en ausencia.

Pablo Sergio Alemán Falcón

Equipo de Redacción

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