
«Hilda Hilst ¿Soy yo esta mujer que anda conmigo…?»; traducción del poeta Leo Lobos
Hoy presentamos a través de «su poesía» a la poeta, dramaturga y cronista brasileña, Hilda HIlst. Actualmente su obra está siendo rescatada en Hispanoamérica gracias a las traducciones hechas por el poeta chileno Leo Lobos, colaborador activo de la revista Gafe.info
POESÍA
Hilda Hilst

TRADUCCIÓN LEO LOBOS
¿Soy yo esta mujer que anda conmigo…?
Somos iguales a la muerte. Ignorados y puros.
Y mucho después (cuando el cansancio brote de nuestras alas)
seremos pájaros blancos en procura de un Dios.
XXII
No me busques ahí
donde los vivos visitan
a los llamados muertos.
búscame
dentro de las grandes aguas
en las plazas
en el fuego corazón
entre caballos, perros,
en los arrozales, en el arroyo
o junto a los pájaros
o en el reflejo
de otro alguien,
subiendo un duro camino
Piedra, semilla, sal
pasos de la vida. búscame ahí.
Viva.
En: Da morte. Odes mínimas (1980)

VI

Hoy te canto y después en el polvo que he de ser
te cantaré de nuevo. Y tantas vidas tendré
cuantas me darás para otra vez amanecer
intentándote buscar. Porque vives de mí, Sin Nombre,
sutilísimo amado, relincho del infinito, y vivo
porque sé de ti tu hambre, tu noche de herrumbre
tu pasto es mi verso rociado de tintas
y de un verde negro tu casco en los arenales
donde me pisas hondo. Hoy te canto
y después enmudezco si te alcanzo. Y juntos
iremos a teñir el espacio. De luces. De sangre.
De sangre.
X
Ardiente. Oscuro. Tu ardiente soplo
sobre la oscura cerrazón de la garganta.
Palabras que pensé atrincheradas
resurgen delante del toque nuevo:
Carrascales. Gárgolas. Emergiendo del luto
viene llegando un lago de sorprendimiento
recreando musgo. Vuelven las seducciones.
Vuelve mi propia cara seducida
por tu doble rostro: mitad raíces
oquedades y pozo, mitad lo que no sé:
Eternidad. Y vuelve la ferviente languidez
las sales, el mal que ha sido esta lucha
en tu arena crispada de puñales.
Y de estos versos, y de mi propia exuberancia
y exceso, ha de quedar en ti lo más sombrío.
Dirás: qué instante de dolor y de intelecto
cuando soñé los poetas en la Tierra. Carne y polvo
Lo perecible, exudando resplandor.
En: Sobre a tua grande face (1986)
VI
Que las barcazas del Tiempo me devuelvan
la primitiva urna de palabras.
que me devuelvan a ti y a tu rostro
como lo conocí desde siempre: punzante
pero centellante de vida, renovado
como si el sol y el rostro caminasen
porque venia de uno la luz del otro.
Que me devuelvan la noche, el espacio
para sentirme tan vasta y poseída
como si aguas y maderas de todas las barcazas
se hiciesen materia rediviva, adolescencia y mito.
Que te devuelva la fuente de mi primer grito.
En: Amavisse (1989)
XIX
Si yo supiese
Tu nombre verdadero
Te tomaría
Húmeda, tenue
Y entonces descansarías.
Si susurraras
Tu nombre secreto
En mis caminos
Entre la vida y el sueño
Te prometo, muerte,
La vida de un poeta. La mía:
Palabras vivas, fuego, fuente.
Si me tocaras,
Amantísima, blanda
Como fui tocada por los hombres
En vez de Muerte
Te llamo Poesía
Fuego, Fuente, Palabra viva
Suerte.
En: Da morte. Odes mínimas (1980)

«¿Atravesáremos juntos las grandes espirales
la arteria extendida del silencio, el vacío
la planicie del tiempo?»
Hilda Hilst
Versiones castellanas del poeta chileno Leo Lobos