
6 poemas de Yirama Castaño Güiza
«Historia de año nuevo» y otros poemas, nos descubren a la poeta colombiana Yirama Castaño Güiza en enero de 2023.
La agonía del jaguar
Alcanzaste transparencia en la mirada
y una vida de cristal entrecortado
Un viento alisio calma la pequeña herida,
un solo tajo ocupa los silencios
La mujer del bosque sufre contracciones.
En su vientre, la lágrima de Orión.
Madame
Ahora ya no entiende
porque anduvo por los mismos lugares siempre.
Ahora ya no sabe si realmente existió.
Las paredes se convierten en el límite.
Allí, se perdió el encanto de cerrar los ojos.
Siempre se le hizo tarde en las mañanas.
Corrió los bosques envuelta en blanco.
Desperdició las manos de alfarera.
Hubiera sido posible en algún rincón
modelar el cuerpo, la forma, la tristeza.
La fantasía de dos niños
al atravesar el río por primera vez.
A veces se detiene
nerviosa, en algún ritual de amigos.
Se despoja de los amuletos
y alcanza por destellos
el iluminado rostro
que tuviera antes cuando la magia
rondaba su cabello.
Aprisionar los regresos en el talle
era la idea que esperaba.
La ausencia se encargó de marcar finales.
El rostro no es el mismo.
Las máscaras se cambian de lugar en el ropero.
Alcanzó lo que todos le pedían
la fuerza en el equilibrio de los incrédulos.
La certeza de que la muerte
siempre está
al alcance
de su brazo izquierdo.
Cómplices
Mira esa niebla que se acerca a los rostros de piedra.
¿Habías visto alguna vez mejor señuelo?
Son las sagas
con perfumes filtrados en vasijas de oro.
A este lado,
la mañana,
los silbidos del aire,
el aleteo de las garzas.
A la vuelta, un recinto inmenso.
Se oye luz.
Vestidas de gala,
vuelven a sus marcos.
Son amigas,
las nubes que te siguen.
Tierra firme
Hasta esa,
a quien nunca pudo recuperarle el rostro,
llegó un día la sensación
de que los cuerpos se repiten en el estanque.
Algo parecido a las crisálidas
que mueren sin oler los nuevos vientos.
Si aquellos a quien miró de reojo supieran el aliento
que dejó posado en sus gargantas.
Si todo sucediera
después del sonido del relámpago,
a la hora en que el pájaro llega a la luz,
ella podría adivinar cada una de las preguntas
que motivaron su embriaguez
La caverna de la mariposa
Quieta agua
quieta ola.
Luz devota,
detiene al paso
su toda hora.
Alcanza la puerta de su jaula
pica el asfalto de sus brazos
añade alas a la cabeza
urbanas uñas blancas…
Qué importa la lengua extraña
si entiende que le hablan.
Hoy podría quitarse la camisa,
mudar de cuerpo
mostrar la cicatriz.
Historia de año nuevo
También llueve aquí en abril.
A los cuentos completos de Onetti
les agregaron ocho páginas en blanco.
Se cortaron las historias
mi tiempo no es tu tiempo
a la hora que tú duermes,
yo vigilo tu sueño de pez
que nada entre corales.
El agua se mueve,
alguien se aleja,
se acerca,
escapa de la red.
* Las fotografías de la poeta Yirama Castaño Güiza son de Alfonso José Venegas.