
5 poemas de María José Vidal Prado
Hoy publicamos 5 poemas de la poeta María José Vidal Prado
A RILKE Ni en las oscuras horas tú te fuiste de aquella luminosa juventud y mientras yo nacía con tu muerte comprendía a tus ángeles distintos. Lo terrible ya había sucedido. La vida era una promesa dentro de aquella muerte que era vida. Los opiáceos ¡qué cerca! Baudelaire hablaba de las drogas y un río de amigos siempre iba siempre venía iba, a veces solo yo. Escuchaba los Carmina Burana en aquella ventana en Compostela. Se callaban las piedras y alguna vez la noche se convirtió en un gato. Entonces tú decías tu palabra. No era un siglo ni un año. ¿Qué decían aquellos traductores? Yo también estaba en Duino. Te me parecías a Kafka, yo era Kafka leyéndote al fondo de quién sabe cuántas cosas. Y quería el amparo de una princesa y me sentía sola entre tus versos. Elegía ¿por qué? ¿Cuándo habría una oda? Pero qué estúpida la alegría. Qué rápido la echamos de nuestra casa, Rainer ¿Recuerdas? Esa casa, una casa, el castillo, yo no sé qué castillo, Rainer María Rilke. Y la cama, tan blanca, esperando.
A MI HIJO SANTIAGO El día de tu nacimiento supe que un día era más que un día. Que yo iba más allá de mí. No lo pude entender, y te abrazaba como si fueras yo queriéndome. No recuerdo qué tiempo hizo. Recuerdo confusamente un patio y una enfermera dulce. Un vómito verde, una tela verde. De repente tu grito! Tú no lloraste. Te pusieron un diez, yo gritaba por ti. Tu tío muerto dijo que parecías un moro. Tu tío muerto te quería.
¿QUÉ LE PASA AL POETA? Ha visto el amanecer y se le clavó en el corazón. No quiere salir de su casa, verlos. Demasiados murmullos lo enloquecieron como serpientes. El poeta ya sufrió su veneno. No quiere más, no quiere verlos. Es el cielo aún dorado y es otra pared. El poeta no encuentra espacio más que en su corazón. Hoy no han venido los gorriones. El poeta se cansa de imaginar su vuelo. Y no sabe qué hacer.
VIVEN AHÍ En el bosque de la memoria viven los niños. Entre dinosaurios y bibliotecas, en el mar de Odisea, viven los niños. En el bosque de Peter Pan, al fondo del cerebro. Allí nuestros hijos se encuentran con los niños que fuimos. Entre tesoros, protegidos del tiempo por una diosa. En el bosque de la memoria, jugando con neuronas, en el patio en que estamos todos los niños jugando a ser.
FUTURO IMPOSIBLE Serás solo fantasma de ti mismo en la tierra en que vuelva a recordarte. Tú me cuidaste y yo creí cuidarte pero fue solamente un espejismo. ¿Quién eres? ¿Eres? ¿Soy? Sólo un abismo es este cuerpo que intentaba amarte, pero el viento venía a destrozarte, el tiempo nos miraba con cinismo. Sólo el tiempo triunfó. Quizá no sea así. Quizá el futuro es la otra parte de la moneda cruel con que jugamos. Y el futuro es que nunca regresamos a donde viendo aún ya no te vea, sueño del sol, el sueño de mirarte.
María José Vidal Prado