
3 poemas de Héctor José Rodríguez Riverol
3 poemas de Héctor José Rodríguez Riverol, de su obra «Grumos en el cielo», ABRA, 2021.
I Hay aldabas sustituyendo a las cruces en el lomo trasnochado del mártir que retoza entre exequias. Su fruto está lleno de árboles; sus raíces, de profundidad y la mirada intrusa del verbo cubre de dulzor el paladar más mezquino. Se destila en el subsuelo la simiente de un enigma impropio, pero ¿a ojos de qué vara despunta? Trepa como el azogue a lo más alto con piolets para descender por vía intravenosa hasta los ramajes de mi nombre, luego desencanta al sherpa descalzado que busca su cauce en aguas del retiro. Y la visión mortal de fauces abruptas ¿a qué se reduce?, ¿a la premura del alba y el sonreír del crepúsculo a pesar de su adiós? II Salen al trote los pasos del que fuera elefante nómada, percherón inhibido, y la sombra desatino ya no roza ni la bajeza de suelas herradas, ¿habrá discernido valorarse? Se escuchan distintas versiones de un eco entre los acantilados de la negación más obcecada, de una letanía séptica que se alimenta de puertas ataviadas con la negrez del cerrojo. Vaya el ego por delante de los brazos que no dan abrigo, vaya el amor por vereda sorda y por torrente del equívoco; a las mil y una, butrón y lección aprehendida. ¿Por qué desangra inmortalidad la melodía de tu arpa? ¿Acaso repetimos la huida de las estaciones? X Se alzan claves en Fa menor y el mundo lo difama, se contienen las pasiones en aguaderos de acorde insuficiente. Y el mundo disimula. Hazme oír a los hilos canos que llevo atados en las muñecas para que anide la estela del buen presagio en el musgo que se adhiere a mi plumaje de apegos. ¿Y tildas como descabellado destruir estos muros de necesidad? Ya no colecciona silencios la húmeda rejilla cosida en mis recuerdos. Ya no cuaja de igual forma el resplandor de la caracola a medio enterrar en el pantano de una lágrima. Ya no es litúrgico clavar los ojos al retiro que se esculpe ahora en papiros de grandes alas níveas y extrae oropeles del pensamiento con tenazas de la voluntad que tiembla (el terror es un ciego vendaval con guadaña experto en sus labores). Ya no cuenta los pasos el costalero rendido a la definición que insufla un cambio laudable. Ya no pule su acero el puñal salteador que otrora detenía el aire de un tajo. Héctor José Rodríguez Riverol Grumos en el cielo, ABRA, 2021.